El jugo amargo de una decisión política: Brasil tiembla ante el nuevo arancel de EE.UU.
La amenaza de un arancel del 50% a los productos brasileños sacude al cinturón citrícola del país, con productores dejando la fruta en el árbol y una caída de precios que ya genera efectos devastadores. El impacto también golpeará a los consumidores estadounidenses.
Brasil bajo presión: el cinturón citrícola en riesgo por decisión de EE.UU.
El corazón citrícola de Brasil está en alerta máxima. El anuncio del presidente estadounidense Donald Trump de imponer un arancel del 50% a los productos brasileños a partir del 1 de agosto amenaza con asestar un golpe letal a uno de los sectores más emblemáticos de la agroindustria del país sudamericano: el jugo de naranja.
La medida, que incrementa en un 533% el impuesto actual por tonelada, pone en jaque al mayor exportador mundial del producto, responsable del 80% del jugo de naranja global, y cuyo principal cliente, Estados Unidos, absorbe cerca del 42% de sus exportaciones.
En zonas como Formoso, en el estado de Minas Gerais, los productores evalúan dejar pudrir la fruta en los árboles ante la falta de compradores y la brutal caída de precios. "No vas a gastar dinero en cosechar si no tienes a quién venderle", confesó el productor Fabricio Vidal, reflejando el sentimiento de desesperanza que recorre el campo brasileño.
Caída de precios y temor al colapso
El panorama es desolador: el precio por caja de naranja se desplomó a 44 reales (unos 8 dólares), menos de la mitad del valor registrado hace un año, según datos del índice Cepea de la Universidad de São Paulo. La caída coincide con la cercanía del inicio de los nuevos aranceles, lo que genera creciente ansiedad entre productores e industriales.
Desde la asociación CitrusBR, su director Ibiapaba Netto advierte sobre el impacto sistémico de la medida: no solo Brasil perdería, sino también las empresas estadounidenses y los consumidores, dado que la mitad del jugo que se consume en EE.UU. es de origen brasileño, bajo marcas como Tropicana, Minute Maid y Simply Orange.
Además, la producción interna estadounidense de jugo de naranja se encuentra en mínimos históricos, con solo 108,3 millones de galones estimados para la campaña 2024/25, lo que obliga a importar hasta el 90% del jugo consumido en el país, según datos del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA).
Repercusiones en toda la cadena
Empresas como Coca-Cola y PepsiCo, responsables del 60% del jugo vendido en el mercado estadounidense, también podrían sentir el golpe. Aunque no han emitido comentarios, el precedente es claro: la empresa Johanna Foods de Nueva Jersey ya presentó una demanda contra los aranceles, advirtiendo sobre "un daño financiero significativo".
Pero el problema para Brasil no se limita a perder su principal cliente. Reemplazar el mercado estadounidense no será tarea sencilla. Aunque la Unión Europea absorbe el 52% de las exportaciones brasileñas de jugo, no tiene capacidad para compensar el volumen perdido. Por otra parte, países como India y Corea del Sur mantienen altos aranceles, mientras que China enfrenta barreras de poder adquisitivo.
El número limitado de destinos también juega en contra: el jugo se exporta a unos 40 países, frente a los más de 100 que compran carne brasileña. Esto restringe las posibilidades de redireccionar la producción a corto plazo.
El recurso de la triangulación
Frente a la amenaza inminente, algunas empresas optan por enviar su producción a través de Costa Rica como vía indirecta hacia EE.UU., una práctica que podría verse bloqueada por el nuevo marco arancelario. "No está claro si podrán seguir haciéndolo", alerta el consultor del sector Arlindo de Salvo.
En el terreno, los productores son los primeros en sentir las consecuencias. "Los precios que recibimos son un tercio de lo que ganábamos hace un año", explica Ederson Kogler, quien insiste en la necesidad de encontrar nuevos mercados, aunque reconoce que "son cosas que no ocurren de la noche a la mañana".
La crisis amenaza con desbordarse justo en el inicio del segundo semestre del año, periodo clave para las exportaciones brasileñas. El tiempo apremia y las consecuencias ya se hacen sentir, incluso antes de que la medida entre en vigor.