Brasil apuesta por uvas, mangos y melones para conquistar Asia, pero la logística es el gran desafío
El país busca ampliar su presencia en mercados asiáticos con frutas frescas, aunque los largos tiempos de transporte y la competencia regional limitan su expansión.
El mercado asiático se ha convertido en un objetivo estratégico para las exportaciones de frutas frescas de Brasil, particularmente de uvas, mangos y melones. Sin embargo, los tiempos de transporte marítimo, que pueden extenderse entre 40 y 45 días, y la intensa competencia de países vecinos como Perú y Chile, obligan al sector a repensar sus estrategias para ganar espacio en una región que ofrece un enorme potencial de consumo, pero también altos estándares de calidad y rapidez en la distribución.
De acuerdo con Jorge de Sousa, gerente técnico y de proyectos de Abrafrutas, la prioridad actual es comprender mejor la dinámica del mercado asiático. "Asia es un mercado con gran potencial para nuestras frutas, pero hoy estamos aquí para aprender más que para vender", aseguró. El desafío principal radica en que frutas sensibles como las uvas o los mangos requieren condiciones de transporte más rápidas que garanticen su frescura al llegar a destino. Por eso, el sector analiza alternativas como la implementación de rutas marítimas exprés, al estilo del Cherry Express de Chile, y la utilización del puerto de Chancay en Perú, que podría acortar significativamente los tiempos de tránsito hacia Asia. También se evalúa el transporte aéreo para productos más delicados, una estrategia que permitiría abrir mercados con menores volúmenes, pero con calidad asegurada.
Las uvas representan el mayor potencial de crecimiento en Asia. Existe una ventana comercial en el primer semestre del año, cuando países como China y Corea del Sur reducen su producción local y dependen de las importaciones. Actualmente, esa demanda es cubierta principalmente por Perú y Australia, pero Brasil busca consolidar su participación. La estrategia inicial se centra en realizar envíos aéreos para garantizar la calidad, mientras se proyecta a futuro la disponibilidad de barcos más rápidos y eficientes.
El mango brasileño también está ganando terreno en Asia, incluso en mercados productores como Tailandia, que han mostrado interés por las variedades brasileñas debido a sus características de color y presentación, diferentes a las locales. En cuanto al melón, se mantiene como producto clave y de alta demanda en China, lo que lo convierte en uno de los principales puntos de entrada de la fruta brasileña en la región.
Si bien históricamente Estados Unidos fue el principal mercado, hoy representa apenas el 12 % de las ventas debido a la presión de los aranceles y a la creciente competencia. Este escenario llevó a los exportadores brasileños a acelerar la búsqueda de nuevos destinos. Solo en el primer semestre de 2025, las exportaciones de frutas frescas crecieron un 27 % en volumen y un 12 % en valor, alcanzando US$ 1.300 millones. Sin embargo, la diferencia con sus competidores regionales sigue siendo amplia: Perú y Chile superan cada uno los US$ 5.000 millones en envíos, lo que demuestra que Brasil aún tiene un largo camino por recorrer.
El consumo mundial de frutas frescas continúa en ascenso, mientras los productos procesados pierden espacio en la dieta global. En este contexto, Brasil apuesta por consolidar su presencia en Asia con una oferta diversificada y adaptada a las exigencias de los consumidores. No obstante, el éxito de esa estrategia depende de mejorar la logística, garantizar envíos más rápidos y mantener la calidad que demanda un mercado cada vez más competitivo. Como resumió De Sousa, "lo más importante es avanzar en logística y desarrollar rutas más eficientes que permitan a las frutas brasileñas competir en igualdad de condiciones".