Brasil busca ampliar el acceso de su carne de cerdo al exigente mercado japonés
Actualmente, solo las plantas de Santa Catarina pueden exportar carne de cerdo a Japón. Una misión oficial viajó esta semana a Tokio para destrabar el ingreso desde Paraná y Rio Grande do Sul, en un mercado con alto potencial y estrictas exigencias sanitarias.
Brasil quiere dar un paso más en su estrategia de expansión internacional de proteínas animales. Esta semana, una misión del Ministerio de Agricultura viajó a Japón para avanzar en las negociaciones que permitirían abrir el mercado de la carne de cerdo a Paraná y Rio Grande do Sul, dos estados con gran peso en la producción nacional.
Actualmente, solo Santa Catarina cuenta con la habilitación para exportar carne porcina a Japón, gracias a su reconocimiento como zona libre de fiebre aftosa sin vacunación desde 2007. Este estatus le ha permitido convertirse en el principal proveedor brasileño para el exigente mercado japonés.
En 2024, los envíos desde plantas catarinenses alcanzaron 93.400 toneladas, un 131% más que el año anterior, con ingresos de US$ 312,5 millones. El estado concentra cerca del 55% de las exportaciones totales del segmento a todos los destinos.
Un mercado estratégico y altamente regulado
Brasil exportó en 2024 1,3 millones de toneladas de carne de cerdo, de las cuales 791.300 toneladas provinieron de Santa Catarina. Le siguieron Rio Grande do Sul (280.400 toneladas) y Paraná (183.600 toneladas), cifras que muestran el potencial de ambos estados si logran acceder al mercado japonés.
Las autoridades niponas, sin embargo, mantienen un riguroso proceso de evaluación sanitaria. En marzo, antes de la visita oficial del presidente Luiz Inácio Lula da Silva a Japón, el Ministerio de Agricultura, Silvicultura y Pesca japonés (MAFF) envió un cuestionario adicional a Brasil. El documento pedía detalles sobre el sistema de vigilancia sanitaria de fiebre aftosa y peste porcina clásica en Paraná y Rio Grande do Sul, además de los reportes presentados por Brasil a la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA).
Desde la embajada brasileña en Tokio consideran que este requerimiento prolonga deliberadamente la revisión. El informe diplomático señala que Japón fundamenta sus tiempos en la necesidad de análisis formales y respaldo científico, postura que también se ha visto en la apertura del mercado para la carne vacuna.
Ricardo Santin, presidente de la Asociación Brasileña de Proteína Animal (ABPA), afirmó que el país insistirá en que el estatus sanitario de ambos estados cumple con los estándares internacionales. "Esto nos permitiría vender a Japón carne con hueso y vísceras desde Rio Grande do Sul y Paraná, además de ampliar la oferta actual de Santa Catarina. Esperamos un avance positivo", dijo.
Las exportaciones de carne de cerdo brasileña a Japón comenzaron en 2013, con envíos de prueba desde Santa Catarina, y en octubre de ese año se autorizaron nueve plantas. Hoy, 27 plantas cuentan con habilitación oficial para abastecer al mercado nipón.
Factores económicos y proyecciones
El acceso de Brasil al mercado japonés fue inicialmente limitado. En los primeros cinco años de apertura, apenas representaba el 0,15% de las importaciones niponas de proteínas. El cambio llegó a partir de 2022, cuando la devaluación del yen -de 109,01 por dólar en 2021 a 151,48 en 2023- redujo el costo de entrada de la carne brasileña.
Actualmente, Brasil es el segundo mayor proveedor de carne de cerdo congelada a Japón desde Santa Catarina, con una participación del 13% en volumen, y ocupa un 8% del mercado total. El objetivo de los exportadores es alcanzar el 10% en el corto plazo, meta que consideran posible si Paraná y Rio Grande do Sul obtienen autorización.
No obstante, un eventual fortalecimiento del yen podría revertir la ventaja cambiaria y favorecer a competidores geográficamente más cercanos, con menores costos logísticos. Por el momento, Brasil mantiene un punto a favor: ningún país asiático o africano está habilitado para exportar carne de cerdo a Japón. Los principales proveedores son Canadá, Estados Unidos, España y México, todos con estatus libre de fiebre aftosa sin vacunación y sin antecedentes recientes de peste porcina africana o clásica.
La misión oficial en Japón representa una oportunidad decisiva para ampliar la huella de la carne de cerdo brasileña en uno de los mercados más rentables y exigentes del mundo. Si Paraná y Rio Grande do Sul logran el visto bueno, Brasil podría no solo consolidar su posición en Asia, sino también ganar competitividad global frente a sus principales rivales.