China aumenta presión compradora y Brasil proyecta récord de exportaciones de soja en 2025/26
La Conab estima que Brasil exportará más de 112 millones de toneladas de soja en la campaña 2025/26, impulsado por la fuerte demanda china y la menor oferta estadounidense. También crecerán los envíos de maíz.
La Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab) publicó su proyección para la campaña 2025/26 y confirmó lo que el mercado venía anticipando: Brasil alcanzará un nuevo récord en exportaciones de soja, con un volumen estimado en 112,12 millones de toneladas, cifra que supera las 106,66 millones de toneladas registradas en el ciclo anterior.
El dato adquiere mayor relevancia al considerar que este crecimiento se produce en un contexto internacional complejo, marcado por la reducción de los envíos de Estados Unidos, la incertidumbre de los precios globales y la necesidad de los grandes compradores de asegurar cadenas de suministro confiables. En este escenario, Brasil aparece como el socio más competitivo para atender la demanda global, especialmente de China, que mantiene un peso determinante en el comercio agrícola.
Actualmente, cerca del 73 % de la soja brasileña exportada tiene como destino China, lo que refleja la magnitud de la relación comercial entre ambos países. El gigante asiático busca diversificar su abastecimiento y evitar disrupciones en el mercado internacional, particularmente en medio de la disputa comercial con Estados Unidos. Para Brasil, esta coyuntura implica la posibilidad de consolidar acuerdos de largo plazo que otorguen mayor previsibilidad a productores y exportadores.
El avance tecnológico en el campo también ha sido decisivo. El uso de nuevas variedades genéticas, la expansión de sistemas de riego y el manejo digital de cultivos ha permitido elevar rendimientos y sostener una producción capaz de abastecer simultáneamente el consumo interno y la demanda externa. A esto se suma la expansión del área cultivada, especialmente en estados del centro-oeste como Mato Grosso, Goiás y Mato Grosso do Sul, que siguen siendo la columna vertebral de la sojicultura brasileña.
La infraestructura logística continúa siendo un desafío, pero también un área donde el país ha mostrado avances. La ampliación de corredores de exportación en el arco norte, la modernización de puertos y el crecimiento del transporte ferroviario contribuyen a reducir costos y a mejorar la competitividad frente a otros orígenes. Todo esto fortalece la capacidad de Brasil para responder a una demanda internacional cada vez más exigente en términos de trazabilidad, sostenibilidad y estabilidad en el suministro.
Además de la soja, el maíz surge como un segundo eje de expansión en las exportaciones brasileñas. Según la Conab, en 2025/26 el país exportará 46,5 millones de toneladas, frente a los 40 millones del ciclo anterior. Este incremento responde tanto al aumento de la producción como a la consolidación de mercados en Asia, Medio Oriente y África, donde el cereal brasileño se ha vuelto cada vez más competitivo.
El doble protagonismo de soja y maíz consolida a Brasil como el mayor exportador de granos del mundo. Ambos cultivos representan no solo un motor económico interno, sino también una herramienta estratégica en la geopolítica alimentaria global, donde la seguridad alimentaria se ha convertido en una prioridad.
Las proyecciones de la Conab se interpretan, además, como un mensaje de confianza hacia el sector agroindustrial brasileño. A pesar de los desafíos climáticos recurrentes, como sequías o excesos de lluvias en regiones puntuales, el país ha demostrado resiliencia productiva y capacidad de adaptación. Los próximos meses serán decisivos para confirmar si estas previsiones se consolidan, pero las señales indican que Brasil seguirá expandiendo su rol de abastecedor confiable y competitivo.
El impacto de este crecimiento también se siente en el plano regional. El fortalecimiento de la soja y el maíz brasileños presiona a otros países productores de América Latina, como Argentina y Paraguay, que buscan reposicionarse en los mercados internacionales. Sin embargo, la escala brasileña, combinada con su capacidad de negociación y su vínculo estrecho con China, le otorgan ventajas difíciles de igualar en el corto plazo.
Con este escenario, Brasil no solo confirma su liderazgo en el comercio agrícola mundial, sino que marca el pulso de los precios internacionales y define, en gran medida, el futuro de la oferta global de granos.