¿Y Si el Futuro del Café Centroamericano No Está en la Montaña?
En un contexto de cambio climático, presión sobre la caficultura tradicional y necesidad de diversificación, el café robusta emerge como alternativa viable para las zonas bajas y medias de Centroamérica
El futuro de la caficultura centroamericana podría estar redefiniéndose desde las zonas menos esperadas. Lejos de las tradicionales alturas donde domina el café arábica, el café robusta (Coffea canephora) empieza a posicionarse como una alternativa viable para las tierras bajas y medias de la región. Frente a la variabilidad climática, las plagas y el estancamiento productivo, diversos expertos y organismos destacan el potencial agronómico, comercial y genético de esta especie, poco explorada hasta ahora.
Panorama Regional: Producción, Consumo y Oportunidades Actualmente, el café representa entre el 1% y el 3% del PIB de países como Honduras, Guatemala y Nicaragua, y constituye una fuente clave de empleo rural y divisas. Sin embargo, la producción de café robusta en la región apenas alcanza entre 500.000 y 700.000 sacos anuales, en contraste con los más de 48 millones que producen Vietnam y Brasil. A nivel global, el café robusta representa ya el 42% de la producción mundial, según la Organización Internacional del Café (OIC), lo que evidencia un cambio estructural en los flujos comerciales globales del grano.
Factores Clave: Resiliencia, Rendimiento y Cambio de Paradigma En el marco del XXVI Simposio Latinoamericano de Caficultura realizado en San Salvador, el investigador mexicano Alfredo Zamarripa, decano del CATIE en Costa Rica, expuso el rol potencial del robusta para diversificar la caficultura mesoamericana. "Tiene alto rendimiento, diversidad genética y puede cultivarse entre los 200 y 700 msnm", afirmó. También destacó que, a diferencia de la opinión histórica que tildaba al robusta como grano de baja calidad, hoy presenta perfiles sensoriales emergentes y mejor adaptabilidad a escenarios de cambio climático.
Innovación y Sustentabilidad: Claves para la Transformación Zamarripa instó a consolidar programas de mejoramiento genético, evaluación de materiales y formación técnica ad hoc en café robusta. Su cultivo permitiría aumentar la resiliencia agroclimática, reducir la vulnerabilidad frente a enfermedades como la roya y mejorar la sustentabilidad de las cadenas de valor cafetaleras. Además, al ser autoincompatible, el robusta demanda manejos técnicos específicos, abriendo espacio a la agricultura de precisión y digital.
Retos Institucionales y Necesidad de Cooperación Regional La transformación cafetalera requiere voluntad política, financiación y marcos normativos que habiliten la introducción controlada de nuevas variedades. También se precisa una articulación entre organismos como IICA, FAO y centros de investigación nacionales para acompañar a los productores en esta transición.