Tres desafíos para la carga refrigerada en la era de los aranceles
Los aranceles en EE. UU. complican la logística de productos perecederos y generan temores de inflación. Exportadores y consumidores enfrentan un escenario incierto.
El año 2025 ha estado marcado por el debate sobre los aranceles a las importaciones en Estados Unidos y su impacto directo en los productos agrícolas y la logística global. En este contexto, la carga refrigerada, clave para frutas, verduras y productos congelados, enfrenta serios desafíos.
Durante un seminario web organizado por el Journal of Commerce, Thomas Eskesen, CEO de Eskesen Advisory, y Bruce Marshall, director de soluciones reefer en A.P. Moller-Maersk, identificaron tres grandes obstáculos para el sector.
1. Los aranceles están transformando las cadenas de suministro
Eskesen explicó que un arancel del 30% a las importaciones sudafricanas no solo encarece productos, sino que obliga a los importadores estadounidenses a reorganizar completamente su red de proveedores.
"Pasamos de tasas del 10% a una variabilidad mucho mayor", advirtió. En sectores sensibles como el de productos estacionales, los cambios se sienten con mayor fuerza.
"Esto va a generar inflación alimentaria, sin duda", advirtió el experto danés.
2. Buscar nuevos mercados no es tarea fácil
Los exportadores afectados intentan redirigir sus envíos a otros países, pero esto requiere nuevas rutas logísticas, mayor capacidad de transporte y planificación anticipada-algo difícil en un mundo con puertos congestionados y buques refrigerados limitados.
"Para la próxima temporada puede que se estabilice, pero no será fácil", dijo Eskesen.
Marshall agregó que, por ahora, no se observan cambios en los flujos de carga, lo que indica que el consumidor estadounidense será quien pague la factura.
3. Incertidumbre a corto plazo
Con nuevos anuncios, prórrogas y tarifas variables según el país, los actores logísticos están paralizados, optando por una estrategia de esperar y ver.
"El cliente no sabe qué hacer; las condiciones cambian cada semana", afirmó Marshall. Factores como etiquetas ya impresas o normas fitosanitarias distintas entre países hacen que redirigir la carga sea complicado y lento.
Eskesen fue aún más directo: "No creo que esto vaya a hacer a América grande de nuevo. ¿Vamos a cultivar plátanos en Michigan? No lo creo".
Hasta ahora, los inventarios han amortiguado el golpe, pero cuando la inflación llegue al supermercado, advierte Eskesen, el debate arancelario cobrará una nueva dimensión.