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China se vuelca a la soja de Brasil y redefine el mapa agrícola mundial

Las importaciones chinas de soja crecieron más de 18 % en julio de 2025, con Brasil aportando casi el 90 % de los envíos y desplazando a Estados Unidos a una mínima cuota del mercado.


Brasil toma la delantera en el suministro

Los últimos datos de la Administración General de Aduanas de China muestran un viraje sin precedentes en el comercio agrícola global. En julio, las importaciones de soja del gigante asiático alcanzaron 11,67 millones de toneladas, un aumento interanual del 18,39 %.

De ese volumen, 10,39 millones provinieron de Brasil, un 13,92 % más que el año anterior. Este desempeño coloca al país sudamericano en una posición dominante, con casi el 90 % del suministro mensual, y refuerza su papel como el socio más confiable para abastecer la creciente demanda china.

En contraste, las compras desde Estados Unidos se redujeron a apenas 420.873 toneladas, un 11,47 % menos que en 2024, lo que significa que los agricultores norteamericanos apenas capturaron el 4 % del mercado chino en ese mes. Entre enero y julio, China importó 61,03 millones de toneladas de soja, un 4,63 % más que en el mismo periodo de 2024, de las cuales Brasil aportó el 70 % y EE. UU. poco más del 25 %.

Este reacomodamiento consolida la tendencia de los últimos años: Brasil no solo ganó mercado, sino que además desplazó a un histórico competidor en el mayor destino mundial de soja.

Factores económicos y políticos detrás del cambio

La preferencia china por Brasil no se explica solo en términos de precio. Existen factores económicos, logísticos y geopolíticos que ayudan a entender este giro estratégico.

Por un lado, las tensiones comerciales entre Washington y Pekín han deteriorado la confianza mutua. Pese a múltiples rondas de negociación, Estados Unidos no logró asegurar compromisos de compra agrícola estables, mientras que Brasil ofreció contratos de largo plazo, continuidad de abastecimiento y precios competitivos, respaldados por la ventaja cambiaria del real frente al dólar.

Por otro lado, Brasil cuenta con condiciones naturales y tecnológicas que lo favorecen: el Cerrado brasileño se ha convertido en un motor productivo gracias a inversiones en semillas adaptadas, fertilización y técnicas de manejo intensivo que multiplicaron los rendimientos. A esto se suma una apuesta en infraestructura portuaria y logística orientada casi exclusivamente a China, con corredores dedicados y ampliaciones de puertos como Santos y Paranaguá.

Para Pekín, Brasil representa un socio con el que puede negociar sin la carga política de la relación con Washington. Esa previsibilidad política es valorada en un producto tan estratégico como la soja, que es indispensable para su seguridad alimentaria.

Por qué la soja es crítica para China

La soja no es solo una materia prima agrícola: constituye una pieza esencial en la estructura alimentaria de China.

  • Demanda interna: el país no logra producir suficiente soja para cubrir sus necesidades y depende de las importaciones para cerca del 60 % del comercio mundial.

  • Alimento animal: la harina de soja es clave en la industria porcina y avícola, que sostiene el mayor consumo de carne de la clase media urbana.

  • Aceite comestible: la soja es materia prima para aceites de cocina, básicos tanto en hogares como en la industria alimentaria.

  • Seguridad alimentaria: con limitaciones de suelo agrícola y restricciones ambientales, China no puede expandir significativamente su superficie sembrada.

De ahí que la diversificación de proveedores no sea solo un movimiento económico: es una estrategia de supervivencia y poder de negociación.

Impacto en los agricultores estadounidenses

La caída de la participación en el mercado chino tiene un impacto directo en los productores de soja de estados como Iowa, Illinois, Minnesota e Indiana, que dependen de este destino para sostener precios internos.

En el plano económico, los agricultores ven presión bajista en los precios domésticos, lo que reduce márgenes y pone en riesgo inversiones a largo plazo. En lo político, crece la presión sobre Washington para incluir la soja en futuros acuerdos bilaterales, dado que es uno de los cultivos más sensibles para el electorado rural.

Algunos exportadores estadounidenses buscan nuevos mercados en Asia, Medio Oriente y África del Norte, aunque ninguno ofrece el volumen de compra que representa China. Otros exploran nichos de valor agregado, como soja no transgénica o de especialidad, pero estas iniciativas aún son marginales frente a la magnitud del mercado perdido.

Consecuencias para el mercado global

El desplazamiento de Estados Unidos por Brasil en el mercado chino reconfigura el comercio agrícola mundial y abre oportunidades y riesgos para otros países:

  • Brasil consolida su hegemonía como principal abastecedor, atrayendo además crecientes inversiones de capital chino en su cadena logística y productiva.

  • EE. UU. enfrenta diversificación forzada, intentando abrir espacio en mercados secundarios sin lograr compensar la pérdida de China.

  • Argentina y Paraguay pueden aprovechar nichos en momentos de alta demanda, aunque limitados por infraestructura y volumen disponible.

  • África comienza a explorarse como alternativa futura, tanto como productor como destino de inversiones.

En materia de precios, la centralidad brasileña genera mayor volatilidad: sequías, inundaciones o anuncios políticos en Sudamérica impactan de inmediato en las cotizaciones globales. Los diferenciales regionales se acentúan según destino y condiciones logísticas, y los contratos de largo plazo ganan protagonismo para reducir incertidumbre.

Una tendencia que redefine el comercio agrícola

El caso de la soja muestra cómo las decisiones estratégicas de un solo país -China, el mayor importador- pueden reordenar cadenas de valor globales. Si bien Estados Unidos no queda fuera del juego, su rol ha disminuido de forma evidente, mientras que Brasil emerge como el actor clave del nuevo mapa agrícola mundial.

El interrogante ahora es cuánto puede sostener Brasil este liderazgo, considerando factores climáticos, ambientales y sociales. Para China, la diversificación seguirá siendo esencial, aunque todo indica que la soja brasileña seguirá siendo la pieza central de su estrategia alimentaria en los próximos años.

Agrolatam.com
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