Colombia apuesta por el café de especialidad y tostado en origen tras nuevos aranceles en EE. UU.
La decisión de Donald Trump de imponer un arancel del 10% al café colombiano obliga a la Federación Nacional de Cafeteros a repensar su estrategia. El gremio ve una oportunidad para industrializar el producto y posicionar cafés diferenciados en el mercado estadounidense.
Diferenciación y valor agregado: la nueva estrategia de la FNC
Aunque el arancel deja a Colombia en una posición menos desfavorable frente a competidores como Vietnam (20%), Indonesia (19%) y Brasil (50%), genera incertidumbre en el mercado. Para Germán Bahamón, gerente de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), la clave está en aprovechar este momento para impulsar los cafés de especialidad.
"La apuesta es clara: exportar más café tostado en origen, fortalecer nuestras marcas y capturar valor agregado", afirmó en entrevista. Entre los proyectos destacados se encuentra la expansión de Juan Valdez en Florida, la alianza con Sofía Vergara y Walmart que ya ubica el café colombiano en 1.700 tiendas bajo la marca ¡Dios Mío! Coffee, y el crecimiento de Buencafé, cuya planta de café liofilizado destina 46% de sus ventas a Estados Unidos.
El auge de los pequeños tostadores estadounidenses, que buscan granos con perfiles diferenciados por región, también abre un nicho prometedor. Sin embargo, Bahamón pidió prudencia: "No debemos cantar victoria ni catástrofe. Hay que ser responsables con los clientes y aprovechar esta coyuntura de manera sostenible".
Producción histórica y precios en equilibrio
La coyuntura coincide con una de las mejores cosechas en décadas. Colombia cerrará el año cafetero con 14,6 millones de sacos, un volumen no visto desde 1991. Solo en julio se produjeron 1,37 millones de sacos, la cifra más alta en una década para ese mes.
En el plano de los precios, la libra de café se mantiene entre US$3,26 y US$3,29, por encima del umbral de US$2,90 que la FNC considera necesario para garantizar ingresos justos al productor. "Ese nivel genera prosperidad y permite reinversión en el campo", destacó Bahamón.
Aun así, el gremio advierte que tras este pico vendrá una contracción: "Fisiológicamente, cuando una planta tiene un ciclo de alta producción, en el siguiente disminuye su rendimiento", explicó el dirigente. El pronóstico para el segundo semestre es de 7,1 millones de sacos, un millón menos que en el mismo periodo del año pasado.