Mercados

Mercados agrícolas: el nuevo mapa del comercio mundial en 2025

La demanda asiática marca el ritmo, Europa redefine su estrategia y América Latina busca reposicionarse en un mercado agrícola que se volvió más competitivo y complejo.

El comercio agrícola mundial en 2025 muestra un tablero en plena transformación. La creciente demanda de China e India, la reconfiguración de los flujos comerciales tras la guerra en Europa y la pandemia, y la presión ambiental sobre los países exportadores están moldeando un nuevo escenario. En este mapa, Estados Unidos y Brasil consolidan su liderazgo en granos, Europa ajusta su política agrícola para asegurar abastecimiento con menor huella de carbono, mientras que África emerge como un nuevo actor tanto en producción como en consumo.

En este reordenamiento, los países latinoamericanos se ven obligados a repensar su estrategia. La región, que durante décadas se consolidó como proveedora de alimentos al mundo, enfrenta ahora el doble desafío de mantener competitividad y al mismo tiempo adaptarse a exigencias de trazabilidad, sostenibilidad y diferenciación de productos.

El gigante asiático sigue siendo el gran motor: China concentra la mayor parte de las importaciones globales de soja y maíz, al tiempo que expande su producción interna para reducir dependencia externa. India, con su clase media en expansión, incrementa la demanda de proteínas y aceites vegetales, configurando una presión creciente sobre la oferta mundial.

En paralelo, Europa endurece regulaciones ambientales y abre la puerta a proveedores que puedan garantizar bajos niveles de deforestación y certificaciones verdes. Esto genera oportunidades para países con cadenas productivas más transparentes, pero también desafíos para exportadores con sistemas menos adaptados a estas normas.

El Mercosur sigue siendo clave en este tablero. Brasil amplió su frontera agrícola con récords en soja y maíz, mientras que Uruguay gana espacio en carne premium y Paraguay afianza su rol en proteína animal y granos. En este contexto, Argentina, atravesada por cambios internos en su política económica -como la eliminación de retenciones a economías regionales-, intenta recuperar terreno en mercados donde había perdido competitividad. La clave será si logra consolidar su reputación como proveedor confiable y con valor agregado.

Del lado de Estados Unidos, la administración republicana apuesta fuerte a sostener su liderazgo como proveedor mundial de granos, apoyada en tecnología, biotecnología y subsidios internos, lo que genera tensiones en foros internacionales como la OMC. A la vez, Washington refuerza alianzas estratégicas con países que puedan garantizar seguridad alimentaria en un escenario global marcado por la volatilidad climática.

Otro factor determinante en el reordenamiento del comercio agrícola es el cambio climático. Sequías prolongadas en América y África, así como inundaciones en Asia, están modificando rendimientos y desplazando la producción. Los países que logren adaptarse con agricultura digital, manejo eficiente del agua y biotecnología tendrán una ventaja comparativa decisiva en esta nueva etapa.

El mapa 2025 muestra que el comercio agrícola mundial se volvió más fragmentado, competitivo y condicionado por regulaciones ambientales. Los productores ya no solo deben pensar en volumen, sino en trazabilidad, diferenciación y resiliencia. América Latina tiene el potencial de seguir siendo el granero del mundo, pero para sostener su liderazgo deberá combinar eficiencia productiva con una agenda clara de sustentabilidad y agregado de valor.

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