Costa Rica

Costa Rica frente a los aranceles de EE.UU.: ¿golpe o nueva oportunidad?

Un análisis de Deloitte advierte que las exportaciones costarricenses sufrirán un impacto en 2025, aunque el país podría captar más inversión extranjera por el nearshoring.

La relación comercial entre Costa Rica y Estados Unidos entra en una fase de tensión con la aplicación de aranceles del 15 % a las exportaciones costarricenses, medida que incidirá en el crecimiento económico del país a partir de 2025. El ajuste se traduce en una leve reducción de la proyección del PIB, que pasará del 3,60 % estimado inicialmente al 3,56 %, según el más reciente estudio de Deloitte. Aunque la diferencia parece mínima en términos macroeconómicos, el golpe se sentirá con fuerza en sectores clave de la economía real, especialmente en el agro.

Las exportaciones de piña, banano y café, tres de los principales productos agrícolas costarricenses, figuran entre las más vulnerables en el corto plazo. Se trata de rubros que no solo representan ingresos para el país, sino también miles de empleos en las regiones rurales. La presión arancelaria encarecerá el acceso al mercado estadounidense, el principal destino de las ventas externas de Costa Rica, que en 2024 enfrentaban una tasa efectiva de apenas 0,2 % y en 2025 saltarán a 7,9 % en promedio para los diez principales productos exportados.

Impacto inmediato y perspectivas a mediano plazo

El informe de Deloitte plantea que, aunque los bienes agrícolas serán los primeros en resentir la medida, a mediano plazo el efecto también alcanzará a sectores de mayor valor agregado, como dispositivos médicos y circuitos electrónicos, que han convertido a Costa Rica en un hub regional de manufactura avanzada. Este cambio de escenario plantea un desafío doble: sostener la competitividad en los mercados tradicionales y, al mismo tiempo, asegurar que las inversiones de largo plazo no se vean frenadas por la incertidumbre comercial.

La discusión se produce en un momento en que Estados Unidos mantiene una política arancelaria dura contra varios países de Asia, principalmente China, lo que genera una ventana de oportunidad para Costa Rica como destino de nearshoring. La lógica detrás de este proceso es clara: relocalizar operaciones en territorios más cercanos a EE.UU. reduce costos logísticos, agiliza tiempos de entrega y asegura cadenas de suministro más estables. En este contexto, Costa Rica podría convertirse en un polo atractivo para multinacionales que buscan diversificar riesgos y mantener acceso preferencial a la región.

Deloitte concluye que las medidas proteccionistas no solo evidencian la interdependencia comercial entre Costa Rica y EE.UU., sino que además obligan al país centroamericano a repensar su estrategia de inserción internacional. El desafío será equilibrar el impacto inmediato de los aranceles con la capacidad de aprovechar el interés de nuevas inversiones.

Si bien el escenario de 2025 se presenta complejo, los especialistas subrayan que Costa Rica cuenta con ventajas competitivas sólidas: estabilidad política, capital humano calificado y experiencia comprobada en sectores como la tecnología médica. La clave estará en convertir la presión de corto plazo en una oportunidad de transformación productiva y diversificación exportadora, para que los aranceles no se traduzcan en pérdida de dinamismo, sino en un reacomodo estratégico con miras al futuro.

Agrolatam.com
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