El Salvador

El Salvador avanza en la vacunación contra el gusano barrenador y reporta menos casos en el hato bovino

Tras la reaparición de la plaga a finales de 2024, el país ha logrado vacunar al 60 % del ganado bovino y busca ampliar la cobertura al 80 %. Los productores destacan una reducción en los contagios y en las muertes animales.

El gusano barrenador del ganado (GBG), una de las plagas más temidas por los productores pecuarios de Centroamérica, regresó a El Salvador en diciembre de 2024 tras más de tres décadas de haber sido erradicado. Desde entonces, el país ha desplegado una estrategia nacional de vacunación y control sanitario que ya alcanza resultados significativos: alrededor del 60 % del hato bovino ha sido inmunizado con ivermectina, medicamento que actúa como desparasitante interno y externo.

De acuerdo con estimaciones de organizaciones rurales y técnicos del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), la cobertura equivale a más de 400.000 animales vacunados en los 14 departamentos del país. El proceso ha requerido ocho meses de trabajo intensivo, con brigadas veterinarias en campo y la participación de cooperativas locales.

El avance cobra especial relevancia porque entre diciembre de 2024 y junio de 2025 se confirmaron 2.973 casos positivos de gusano barrenador en el país, lo que representó cerca del 3 % de los contagios reportados en la región por el Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (Oirsa). La enfermedad, causada por la mosca Cochliomyia hominivorax, afecta tanto a bovinos como a otros animales de sangre caliente, provocando lesiones graves en la piel y, en casos extremos, la muerte.

Efectividad de la ivermectina

Los productores explican que tras ensayos iniciales con diferentes tratamientos, la ivermectina mostró mayor eficacia, ya que protege a los animales de forma sistémica: cuando la mosca se alimenta de la sangre del bovino tratado, muere, interrumpiendo así el ciclo de transmisión. Esta característica ha permitido controlar los brotes en áreas de alta incidencia y disminuir la mortalidad.

En la actualidad, se estima que menos de 100 casos activos persisten en el territorio, una reducción notable frente a los picos de meses anteriores. Asimismo, no se registran muertes en el hato bovino desde hace tres meses. El último reporte de mortalidad contabilizó alrededor de 50 animales fallecidos, principalmente terneros y vacas en etapa de alta vulnerabilidad.

El desafío inmediato es ampliar la cobertura de vacunación hasta un rango de 70 % a 80 % del hato nacional, con el fin de consolidar un "escudo sanitario" que limite la propagación de la plaga. Para ello, productores y autoridades lanzaron el 18 de septiembre una segunda fase de la estrategia en Usulután, que contempla la entrega de kits veterinarios a comunidades rurales, así como capacitaciones en detección temprana y control de focos.

Los resultados ya se sienten en terreno. Cooperativas ganaderas que en meses anteriores reportaban casos recurrentes de la enfermedad ahora informan de una disminución drástica de nuevos contagios. En algunos predios, el número de animales infectados pasó de diez a ninguno en menos de un trimestre, lo que refuerza la confianza en la eficacia de las medidas implementadas.

El gusano barrenador representa un reto no solo para El Salvador, sino para toda la región. Su reaparición encendió las alertas en países vecinos, que también han reforzado protocolos de vigilancia y control. La experiencia regional demuestra que la plaga puede expandirse rápidamente si no se asegura una cobertura sanitaria suficiente.

En este sentido, los productores salvadoreños consideran clave mantener la cooperación con instancias internacionales y garantizar recursos constantes para sostener las campañas. La continuidad de la vacunación será esencial para alcanzar un control efectivo y evitar que la plaga vuelva a afectar la productividad del hato bovino.

El avance alcanzado en menos de un año refleja la capacidad de respuesta del sector agropecuario salvadoreño frente a una amenaza sanitaria de gran magnitud. La meta de llegar al 80 % de cobertura marcaría un hito en la recuperación del estatus zoosanitario y daría mayor tranquilidad a los productores, que en los primeros meses del brote enfrentaron pérdidas económicas significativas.

Más allá del impacto directo en la ganadería, el control del gusano barrenador es fundamental para la seguridad alimentaria, la competitividad de la carne y la leche en mercados internacionales, y la protección de animales domésticos y silvestres. El éxito o fracaso de esta estrategia tendrá repercusiones que van más allá del sector pecuario, consolidando la importancia de la sanidad animal como base del desarrollo rural en El Salvador.

Agrolatam.com
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