Colombia

El Silencio: 20 años reinventando la ganadería entre bosques, vacas y ciencia

En San Francisco (Cundinamarca), una finca se ha convertido en laboratorio vivo donde la ganadería sostenible, el manejo rotacional, la restauración de ecosistemas y la elaboración de abonos naturales confluyen para demostrar que producir con rentabilidad, sin químicos ni sacrificio ambiental, sí es posible.

En el corazón de la zona rural de San Francisco, Cundinamarca, se encuentra una finca que ha desafiado por dos décadas los modelos tradicionales de producción pecuaria en Colombia. Con una apuesta firme por la ganadería sostenible, El Silencio ha integrado producción lechera, restauración ecológica, conservación de biodiversidad y elaboración de bioinsumos en un modelo que cuestiona el uso intensivo de agroquímicos y demuestra que es posible tecnificar el campo sin destruirlo.

En sus 114 hectáreas, esta finca de montaña se ha consolidado como un espacio de referencia para productores, investigadores y formuladores de políticas públicas interesados en avanzar hacia una producción agropecuaria regenerativa, rentable y resiliente al cambio climático. Su historia es hoy ejemplo para otros predios en la región Andina y modelo de estudio en programas de cooperación internacional enfocados en buenas prácticas agrícolas (BPA).

Panorama actual y datos clave

La finca El Silencio distribuye su territorio entre 42 hectáreas de conservación natural, 20 hectáreas restauradas y áreas productivas interconectadas por corredores biológicos. Esta disposición permite el libre tránsito de fauna como el jaguarundí, el tigrillo y más de 110 especies de aves y 610 variedades de plantas, logrando una convivencia armónica entre producción y conservación.

En el plano productivo, El Silencio mantiene una producción diaria de entre 750 y 800 litros de leche, sin recurrir a concentrados ni fertilizantes sintéticos. Esta leche tiene mayor contenido proteico, lo cual la hace más competitiva en mercados de valor agregado. A su vez, la finca opera como biofábrica artesanal, generando fertilizantes naturales, té de bosque, lixiviados y compost elaborado a partir de estiércol equino y residuos vegetales, lo que garantiza autosuficiencia en insumos y disminuye significativamente los costos de producción.

Este modelo ha permitido una mejora sostenida en la rentabilidad del predio, demostrando que la transición a sistemas sostenibles no implica pérdida de productividad, sino una transformación estructural de los procesos agrícolas y pecuarios.

Factores determinantes e impacto

La transformación de El Silencio ha estado marcada por la decisión de eliminar completamente el uso de pesticidas y productos químicos. Esta decisión, tomada hace seis años tras evidenciar el efecto nocivo de los agroquímicos en insectos benéficos y la fauna local, sentó las bases para una nueva forma de concebir la ganadería: una ganadería regenerativa y con impacto ambiental positivo.

La finca implementa manejo rotacional intensivo del potrero, que permite un descanso adecuado del suelo, mejora la captura de carbono y evita la degradación. Cada día se cambia el cercado para permitir la recuperación natural del pasto, lo que también mejora la salud del ganado y la calidad del forraje.

El Silencio: 20 años reinventando la ganadería entre bosques, vacas y ciencia

Adicionalmente, el modelo ha atraído el interés de organizaciones ambientales y académicas. Gracias a su base empírica sólida, ha servido como fuente de datos para al menos cinco investigaciones científicas, y como piloto para iniciativas como Paisajes Futuros, que promueven el desarrollo rural sostenible con enfoque territorial.

Innovación y buenas prácticas agrícolas

El Silencio integra herramientas de la agricultura de precisión, monitoreo constante del estado del suelo y del ganado, y fomenta el uso de tecnologías apropiadas y de bajo costo que pueden ser adoptadas por pequeños y medianos productores en todo el país.

Entre sus principales innovaciones se destacan:

  • Bioinsumos artesanales: La producción de lixiviados, "liximax", compost y fertilizantes líquidos elaborados con microorganismos locales, que mejoran la salud del suelo y reducen la necesidad de productos externos.

  • Pastos nativos: El rescate y manejo de especies forrajeras propias de la región ha permitido mejorar la resiliencia ante eventos climáticos extremos, como sequías prolongadas.

  • Educación rural: La finca recibe visitas de universidades, productores y técnicos agropecuarios que desean conocer el modelo en terreno, contribuyendo a la extensión rural y la replicabilidad de sus prácticas.

Este enfoque no solo incrementa la sostenibilidad del sistema, sino que promueve una nueva lógica productiva centrada en la autonomía campesina, la valorización del conocimiento local y la adaptación al cambio climático.

El Silencio: 20 años reinventando la ganadería entre bosques, vacas y ciencia

Retos y oportunidades

Uno de los principales desafíos para replicar este modelo es el cambio de mentalidad entre los productores, que aún asocian la productividad con el uso intensivo de agroquímicos. Sin embargo, El Silencio demuestra que la transición ecológica no solo es viable, sino deseable, sobre todo en contextos de alta vulnerabilidad climática como los de la zona Andina.

A nivel nacional, este tipo de experiencias abre oportunidades para que las políticas del MinAgricultura, el ICA, Fedegan y el Banco Agrario integren instrumentos de financiamiento, asistencia técnica y comercialización orientados a escalar modelos regenerativos. Además, encaja perfectamente con estrategias de valor agregado, como el turismo rural, los mercados verdes y la certificación ambiental.

La finca El Silencio se posiciona así como un caso emblemático de innovación agropecuaria en Colombia, donde la ciencia, la tradición campesina y el respeto por la naturaleza convergen para ofrecer una alternativa real a los desafíos del sector ganadero en el siglo XXI.

Agrolatam.com
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