Frigoríficos uruguayos alcanzan récord de deuda bancaria en siete años
La industria frigorífica de Uruguay cerró junio con créditos por US$ 438 millones, un aumento interanual del 42%. El gobierno advierte que el problema no es la competitividad, sino el sobreendeudamiento y la mala gestión empresarial.
La industria frigorífica uruguaya enfrenta un nivel de endeudamiento sin precedentes en los últimos siete años. Según datos del Banco Central del Uruguay (BCU), al cierre de junio el pasivo con el sistema bancario alcanzó los US$ 438 millones, un 42% más que en igual mes de 2023, cuando el monto era de US$ 309 millones. El incremento interanual equivale a US$ 129 millones adicionales.
Pese a esta fuerte suba en el financiamiento, la cartera vencida de los frigoríficos no presenta cambios drásticos. En junio, la mora ascendía a US$ 12,5 millones, equivalente al 2,9% del total, prácticamente igual al 3% registrado un año atrás.
Mala gestión y sobreendeudamiento, más que problemas de competitividad
El subsecretario del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Matías Carámbula, señaló que la situación de algunas plantas no puede explicarse únicamente por los factores tradicionales de competitividad, como costos laborales, energéticos o fiscales.
Según el jerarca, las causas de fondo son mala gestión empresarial, sobreendeudamiento y falta de inversión. "Hay frigoríficos que llevan más de dos años cerrados y no es un problema coyuntural. Es una acumulación de errores en el tiempo, de mala administración del crédito y de decisiones que no contemplaron los momentos difíciles", indicó.
Carámbula advirtió que la reapertura de plantas inactivas se ve dificultada por la necesidad de altas inversiones para modernizar instalaciones, un desafío mayor en empresas con problemas financieros severos. "Hay casos en los que la deuda es tan elevada en relación al patrimonio que impide volver a operar o incluso vender la planta", agregó.
El cierre de estos establecimientos tiene impactos directos en las comunidades del interior: pérdida de empleos, menor demanda de ganado y caída en la actividad económica local. "Un frigorífico genera mucho trabajo y dinamiza la economía regional. Su cierre golpea al entramado social y productivo", subrayó.
Carámbula también cuestionó que las quejas empresariales sobre competitividad justifiquen el cierre de plantas. "Con los precios internacionales actuales de la carne y la diversificación de mercados, ese argumento no alcanza. Los problemas están en el endeudamiento y en la incapacidad para revertirlo", afirmó.
El contexto internacional favorece al sector: precios firmes, buena demanda y acceso a múltiples destinos. Sin embargo, para algunas empresas, el volumen de deuda acumulada actúa como un obstáculo insalvable para retomar operaciones.
Ganaderos también alcanzan un récord de deuda, aunque con menor morosidad
No solo la industria frigorífica aumentó su exposición crediticia. Las explotaciones ganaderas del país cerraron junio con US$ 1.200 millones de deuda bancaria, el mayor registro mensual histórico. En comparación con junio de 2023 (US$ 1.080 millones), el aumento fue más moderado, del 10%.
La morosidad del sector productor se mantiene baja: 1,4% del total, equivalente a unos US$ 17 millones. Esto contrasta con la situación de algunos frigoríficos, donde la combinación de deuda elevada, plantas inactivas y falta de inversión genera un cuadro más complejo.
El récord de deuda de la industria frigorífica uruguaya refleja tensiones internas que van más allá de la coyuntura internacional. Para el gobierno, la clave no está en bajar costos externos, sino en mejorar la gestión empresarial, reducir pasivos y reactivar plantas que hoy representan un freno para el desarrollo productivo y el empleo en el interior.