Gumboro muta y preocupa: cepas más agresivas exigen nuevas defensas en la avicultura
Una nueva amenaza vuelve a sacudir la sanidad aviar. Variantes emergentes del virus de Gumboro desafían la inmunidad conferida por vacunas tradicionales, forzando a los productores a repensar sus estrategias de control.
En la industria avícola global, la enfermedad infecciosa de la bolsa (IBD o Gumboro) se mantiene como una de las principales causas de inmunosupresión y pérdidas económicas. El virus, que afecta principalmente a pollos jóvenes, ataca directamente el sistema inmunológico, debilitando su capacidad de respuesta ante otras enfermedades y reduciendo significativamente el rendimiento productivo.
El problema se ha intensificado con la aparición de nuevas cepas variantes, que no solo presentan una mayor agresividad, sino que además logran evadir la inmunidad generada por las vacunas tradicionales.
Mutaciones que superan la inmunidad y complican el control
Según Tobias Philo, gerente en Boehringer, estas variantes están mostrando comportamientos impredecibles y más virulentos, lo que representa un reto significativo para los programas sanitarios. "El virus está presente en todo el mundo, pero lo que llama la atención es su capacidad de mutación, que varía entre diferentes poblaciones y altera su comportamiento", explicó.
Estas cepas pueden causar desde inmunosupresión severa hasta altas tasas de mortalidad, afectando tanto a pollos de engorde como a reproductoras. "Se ven animales con bajo desarrollo, pérdida de peso y una respuesta deficiente a los programas vacunales", detalló Philo.
Uno de los aspectos más críticos es la variación en la proteína VP2, responsable de la inmunogenicidad del virus. Al cambiar su estructura, las vacunas existentes pierden eficacia, lo que obliga a un ajuste urgente de las estrategias de prevención.
Philo insistió en la necesidad de mantener un monitoreo constante de las poblaciones virales, para evaluar si las vacunas continúan siendo efectivas frente a las nuevas variantes. Solo así se podrá prevenir que estas mutaciones se expandan sin control dentro de los sistemas productivos.
La industria necesita ahora más que nunca vacunas de última generación, adaptadas a las cepas circulantes, así como protocolos de bioseguridad reforzados que reduzcan el riesgo de contagio.