Alerta sanitaria en Honduras: brote de gusano barrenador pone en jaque al sector ganadero
Autoridades hondureñas confirmaron más de 1.800 casos de infestación por gusano barrenador en todo el país. Productores rurales y autoridades sanitarias redoblan esfuerzos para contener su propagación, que ya genera pérdidas económicas y compromete la sanidad animal.
El sector ganadero de Honduras enfrenta una amenaza creciente: el brote de gusano barrenador (Cochliomyia hominivorax) superó los 1.800 casos registrados en todo el país, según datos oficiales de la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG). Esta situación ha encendido las alarmas sanitarias tanto en las regiones productivas como en los organismos de control agropecuario.
El gusano barrenador es una larva parasitaria que deposita sus huevos en heridas abiertas de animales de sangre caliente. Al eclosionar, las larvas se alimentan de tejido vivo, provocando lesiones severas, infecciones secundarias y, en casos extremos, la muerte del animal. El impacto económico puede ser devastador, especialmente para pequeños y medianos productores.
Las zonas con mayor incidencia del brote hasta el momento son Olancho, Yoro, Francisco Morazán, Choluteca y El Paraíso, aunque los casos se han extendido prácticamente por todo el territorio nacional. La SAG, en conjunto con el Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (OIRSA), ha desplegado brigadas técnicas para contener la expansión y asistir a los ganaderos.
"El gusano barrenador no solo afecta la salud animal, sino también la productividad, la calidad de la carne, y eleva los costos por tratamientos veterinarios, pérdida de peso, mortalidad y manejo sanitario," explicaron desde la Dirección de Sanidad Animal de la SAG.
La enfermedad representa además un riesgo sanitario regional, ya que Honduras comparte fronteras con países donde se han implementado con éxito programas de erradicación, como Guatemala, Nicaragua y El Salvador. Una expansión sin control podría comprometer años de avances sanitarios en la región mesoamericana.
El programa de vigilancia activa implementado por la SAG incluye monitoreo epidemiológico, tratamientos sistemáticos y la distribución de larvicidas. También se está incentivando el uso del método de insecto estéril (MIE), una estrategia biotecnológica que consiste en liberar moscas macho estériles para cortar el ciclo reproductivo del parásito.
Los productores ganaderos, por su parte, exigen mayor apoyo logístico, recursos veterinarios y campañas de sensibilización para identificar precozmente los síntomas. La identificación temprana de lesiones, la correcta higiene de heridas y la notificación oportuna a las autoridades son esenciales para frenar la propagación.
"Necesitamos una respuesta rápida y articulada, porque cada día que pasa sin control, aumentan los casos y las pérdidas," afirmaron representantes de las asociaciones ganaderas del sur y oriente del país.
Además del ganado bovino, el gusano barrenador puede afectar a caballos, cerdos, perros, venados e incluso a humanos, lo que añade un componente de salud pública a la emergencia. La SAG ya ha emitido alertas sanitarias y protocolos especiales en clínicas rurales y centros veterinarios.
Honduras forma parte del Programa Binacional de Erradicación del Gusano Barrenador del Ganado, en coordinación con Estados Unidos, México, Centroamérica y el Caribe. El objetivo es avanzar hacia un estatus libre de esta plaga, siguiendo modelos exitosos como el aplicado en Panamá y Costa Rica.
El daño económico por animal infectado puede oscilar entre los 60 y 120 dólares, cifra significativa para los productores de zonas vulnerables. A eso se suman los impactos en exportaciones, imagen país y cumplimiento de requisitos sanitarios para acceder a mercados internacionales.
Las autoridades recomiendan a los productores:
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Revisar diariamente el ganado en busca de heridas o signos de infestación.
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Aplicar tratamientos larvicidas en zonas afectadas.
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Reportar casos sospechosos a las unidades de sanidad animal.
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No mover animales infestados sin autorización sanitaria.
El gusano barrenador representa hoy uno de los mayores desafíos sanitarios para el agro hondureño. Su control no solo es vital para la ganadería nacional, sino también para la seguridad alimentaria, el empleo rural y el equilibrio económico de las familias que viven del campo.