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Impacto de la caída del comercio global de harina de trigo 2024-25 y expectativas para 2025-26

El comercio mundial de harina de trigo cayó cerca de un 9% en 2024-25, afectado por menores envíos a Irak y restricciones en Turquía. ¿Cómo impacta esto en América Latina y qué oportunidades trae 2025-26?

El comercio internacional de harina de trigo experimentó una significativa contracción durante el ciclo 2024-25, con una caída estimada de alrededor del 9% respecto al año anterior, según el último informe del International Grains Council (IGC). Este retroceso, que representa el nivel más bajo en tres años, se debe principalmente a la reducción de importaciones por parte de Irak, el segundo mayor comprador mundial, y a la disminución de exportaciones desde Turquía, históricamente el principal proveedor global.

Irak registró una cosecha récord de trigo, lo que permitió a su gobierno autorizar exportaciones de hasta 2 millones de toneladas del cereal, disminuyendo así la necesidad de importar harina. A esto se sumaron políticas orientadas a fomentar la producción local mediante incrementos graduales en los aranceles a la harina importada. Además, Turquía, que suele liderar los envíos globales, vio restringida su capacidad exportadora por limitaciones en la importación de trigo desde la región del Mar Negro, lo que redujo su competitividad en los mercados tradicionales.

Funcionarios revisando Granos en el Mar Negro

Funcionarios revisando Granos en el Mar Negro

En contraste, Egipto emergió como un actor exportador clave al alcanzar envíos récord estimados en 2 millones de toneladas, dirigidos principalmente a mercados de África Subsahariana, donde países como Sudán aumentaron sus compras. A pesar de este dinamismo en ciertas regiones, el balance global fue negativo, ya que varios países importadores optaron por adquirir trigo en grano en lugar de harina, debido a costos logísticos y la posibilidad de procesar localmente.

El caso de Afganistán, líder histórico en importaciones de harina, también refleja una leve baja, aunque sus volúmenes se mantienen por encima del promedio quinquenal. Allí, la sustitución de parte de las compras de harina por grano de Kazajistán marcó una estrategia de diversificación de origen y transformación local, tendencia que podría replicarse en otros mercados si los costos logísticos y de transformación lo permiten.

Impacto de la caída del comercio global de harina de trigo 2024-25 y expectativas para 2025-26

Para América Latina, estas fluctuaciones presentan tanto desafíos como oportunidades. Por un lado, el descenso global podría generar un entorno de mayor competencia en mercados tradicionales, afectando a agroexportadores regionales de harina o trigo procesado. Por otro, la proyección de recuperación para el ciclo 2025-26, con un estimado de hasta 17,3 millones de toneladas comercializadas, abre nuevas posibilidades para que la región fortalezca su presencia internacional, en especial si logra incorporar mayor valor agregado, optimizar su logística de exportación y mejorar la infraestructura portuaria y vial.

La capacidad de diversificación de mercados, la mejora en normas de trazabilidad y el cumplimiento de estándares fitosanitarios internacionales serán claves para acceder a destinos exigentes. En este contexto, la tecnificación del agro regional, sumada a la adopción de prácticas de sustentabilidad y certificaciones ambientales, podría convertirse en una ventaja comparativa frente a exportadores tradicionales que enfrenten restricciones productivas o normativas.

Impacto de la caída del comercio global de harina de trigo 2024-25 y expectativas para 2025-26

América Latina también deberá observar con atención el comportamiento de actores clave como Irak y Turquía, cuyas decisiones políticas y productivas tienen un impacto directo sobre los flujos globales. La resiliencia del comercio regional dependerá de su capacidad para adaptarse rápidamente a cambios en la demanda, optimizar costos logísticos y acceder a financiamiento para modernizar sus plantas de molienda y redes de distribución internacional.

El comercio agrícola global atraviesa un proceso de transformación donde la harina de trigo es un termómetro clave. La caída registrada en 2024-25 deja lecciones valiosas: la necesidad de consolidar cadenas de valor agroalimentarias más eficientes, impulsar políticas comerciales inteligentes y avanzar en la integración regional para competir con fuerza en un mercado internacional cada vez más dinámico y exigente.

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