India vuelve al juego del azúcar y América Latina ajusta su tablero comercial
La posible reapertura de exportaciones de azúcar desde India en la próxima campaña global sacude al mercado internacional. En América Latina, los principales países productores observan de cerca el impacto en precios, demanda y flujos comerciales.
El regreso de India al mercado mundial del azúcar despierta expectativas y precauciones en América Latina. Según fuentes oficiales, el gigante asiático planea autorizar exportaciones en la próxima campaña 2025/26, luego de dos años de restricciones. La noticia, confirmada por medios internacionales, podría tener efectos inmediatos en los precios globales y la dinámica comercial del sector, especialmente en países exportadores de la región.
India es el segundo mayor productor mundial de azúcar y uno de los principales consumidores. En 2021/22 exportó un récord de 11 millones de toneladas, pero en campañas recientes cerró el grifo para proteger su mercado interno. Ahora, con una cosecha estimada en más de 31 millones de toneladas y un consumo cercano a 28 millones, se espera que libere entre 2 y 4 millones para exportación, lo cual podría reconfigurar el equilibrio global.
América Latina tiene un rol clave en el mapa azucarero. Brasil, líder absoluto en exportaciones, domina más del 40% del comercio mundial. Pero también hay otros jugadores relevantes:
- Colombia, con producción estable y foco en el mercado interno y andino.
- México, proveedor de EE.UU. bajo acuerdos especiales.
- Guatemala, con fuerte perfil exportador.
- Perú y Paraguay, con participación creciente.
En este contexto, el retorno de India como oferente implica mayor competencia en los mercados internacionales, especialmente en África, Medio Oriente y Asia, donde países latinoamericanos han ganado terreno en los últimos dos años ante la ausencia india.
Desde el sector azucarero brasileño, ya se advierte que la aparición de entre 3 y 4 millones de toneladas en el mercado podría ejercer presión bajista sobre los precios FOB, justo en un momento de costos altos por insumos, fletes e impuestos al carbono. Si bien Brasil mantiene ventajas en eficiencia logística y concentración industrial, una India agresiva en precios podría cambiar estrategias comerciales.
Para Colombia y México, con mercados más regionalizados, el impacto podría llegar por la vía indirecta: ajuste de precios de referencia, cambio en flujos de importación/exportación o nuevos desafíos para colocar excedentes. Además, si los precios caen, los ingresos por exportaciones pueden reducirse, afectando a industrias clave en regiones productoras como el Valle del Cauca, Veracruz o el litoral guatemalteco.
En cuanto a Perú, Paraguay y Bolivia, que tienen menor volumen pero alta competitividad en nichos específicos (orgánico, panela, alcoholes), la saturación de mercados ociosos podría dificultar la colocación de embarques, sobre todo en periodos de sobreoferta global.
India no exportará libremente como en 2021/22, pero su sola presencia es un factor de peso. A diferencia de Brasil -con infraestructura portuaria masiva y contratos a largo plazo-, India opera muchas veces por licencias especiales y volúmenes discrecionales, lo que genera incertidumbre y volatilidad en los compradores.
Desde la óptica latinoamericana, el desafío será mantener cuota y competitividad, apostando por diferenciación, eficiencia y diversificación de destinos. También será clave observar cómo se mueven otros jugadores relevantes, como Tailandia, Australia o Sudáfrica.
India vuelve al tablero y América Latina debe mover sus piezas con inteligencia. La reapertura de sus exportaciones no solo afecta cifras: redefine estrategias, margina a jugadores débiles y exige adaptaciones rápidas. En un mercado globalizado y cambiante, anticiparse es la clave para no perder terreno.