Bolivia

Una amenaza sigilosa ronda los corrales: leptospirosis, el enemigo oculto de la porcicultura

Abortos, lechones muertos y pérdidas económicas que muchas veces no se explican fácilmente. Detrás de este escenario, una enfermedad silenciosa pero persistente: la leptospirosis porcina. ¿Está el productor preparado para detectarla y actuar a tiempo?

En el complejo escenario sanitario de la porcicultura, la leptospirosis porcina se posiciona como una de las enfermedades más subestimadas pero con gran capacidad de daño. Afectando silenciosamente la reproducción, la productividad y la seguridad alimentaria, esta zoonosis representa un desafío sanitario tanto para los animales como para las personas que trabajan con ellos.

Causada por bacterias del género Leptospira, la leptospirosis se transmite principalmente por contacto con orina contaminada. Los cerdos pueden contraer la infección al beber agua contaminada, al convivir en suelos húmedos o a través del contacto con roedores, que actúan como reservorios naturales. Lo más alarmante: los signos clínicos suelen pasar desapercibidos en las primeras etapas, dificultando la detección temprana.

Las consecuencias en el sistema productivo son claras: abortos tardíos, nacimientos prematuros, lechones débiles o muertos, cerdas que no vuelven a entrar en celo, disminución en la tasa de nacimientos vivos y una baja sostenida en los parámetros reproductivos. En muchos casos, el productor atribuye estas pérdidas a factores ambientales o de manejo, sin sospechar que el origen podría ser bacteriano.

Un enemigo oculto en el campo

En ambientes húmedos, cálidos y con sistemas de producción de traspatio o semi-intensivos, la leptospirosis encuentra condiciones ideales para su propagación. La bacteria puede sobrevivir varios meses en ambientes propicios, especialmente donde hay presencia de agua estancada o materia orgánica en descomposición.

Además del impacto económico en la producción porcina, la enfermedad tiene implicancias en la salud pública: al ser una zoonosis, puede transmitirse al ser humano a través del contacto directo con fluidos contaminados. Los trabajadores rurales, veterinarios y operarios de granja están entre los principales grupos de riesgo.

¿Cómo prevenir y controlar esta enfermedad?

El abordaje sanitario debe ser integral. Las autoridades sanitarias y los técnicos veterinarios recomiendan:

  1. Implementar programas de vacunación específicos, con bacterinas que incluyan las cepas más frecuentes en la región (como L. bratislava, L. pomona y L. icterohaemorrhagiae).

  2. Mejorar la bioseguridad en las granjas: evitar el ingreso de animales sin cuarentena, controlar plagas como ratas y ratones, limpiar diariamente los corrales y garantizar el suministro de agua limpia y segura.

  3. Monitorear de forma activa a través de pruebas serológicas (MAT o ELISA), especialmente cuando se sospechen signos reproductivos anómalos.

  4. Capacitar al personal en medidas de protección y reconocer los signos clínicos de la enfermedad.

En regiones como Bolivia, donde la producción porcina es una fuente fundamental de ingresos para las familias rurales, se están fortaleciendo los planes de muestreo epidemiológico y las alianzas entre instituciones públicas y asociaciones de productores. Estas acciones buscan identificar la prevalencia real de enfermedades silenciosas y fortalecer las capacidades técnicas locales.

Un riesgo que no da tregua

El costo de no actuar puede ser alto. La leptospirosis porcina no solo reduce la productividad, sino que afecta la rentabilidad de los pequeños productores, retrasa los ciclos de producción y limita la posibilidad de acceder a mercados formales que exigen certificaciones sanitarias.

Asimismo, su impacto sanitario en los humanos no debe subestimarse. En casos severos, puede generar cuadros de fiebre, dolor muscular, ictericia, insuficiencia renal y complicaciones hepáticas.

La prevención, la educación sanitaria y la vigilancia activa siguen siendo las principales herramientas para hacer frente a esta enfermedad. Desde nuestra redacción, insistimos en la importancia de mantener informada a la comunidad rural y fortalecer el vínculo entre ciencia, producción y territorio.

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