Brasil

Mato Grosso: la fiebre del oro verde que conquista a inversores globales

Con precios récord, tecnología de punta y ubicación estratégica, el estado brasileño de Mato Grosso pasó de ser tierra de cultivo a convertirse en un activo financiero de altísimo valor. ¿Qué hay detrás del fenómeno que atrae a fondos internacionales y grandes grupos locales?

Las tierras agrícolas más caras de Brasil están en Mato Grosso: auge, cifras y el nuevo mapa de inversiones rurales

Lo que alguna vez fue selva o pastizal improductivo, hoy se cotiza en millones. Mato Grosso, el gigante agrícola del centro-oeste brasileño, se convirtió en los últimos años en uno de los mercados de tierras más dinámicos y codiciados del planeta. No es una metáfora: los valores de compraventa de campos superan incluso el crecimiento de otros activos financieros y multiplican la rentabilidad potencial de quienes logran entrar al negocio.

Según un informe reciente de Scot Consultoria, entre 2019 y 2024 el valor de la tierra agrícola en Brasil creció un 113,3%, y el de las tierras de pastoreo un 116,3%, muy por encima de la inflación acumulada del 33,6% en el mismo período. Pero lo que ocurre en Mato Grosso es aún más notable: allí, el aumento alcanzó el 189,1%, marcando un salto histórico.

Los motivos de este boom son múltiples. La mejora de la infraestructura vial, especialmente a lo largo de la BR-163 -una autopista fundamental para la exportación de soja hacia los puertos del norte-, permitió reducir significativamente los costos logísticos, lo que hizo más atractiva la inversión. A esto se suma la expansión de la frontera agrícola gracias al uso de tecnología avanzada y modelos productivos como la integración lavoura-pecuaria (ILP), que maximizan el uso del suelo.

Hoy, Mato Grosso concentra algunas de las propiedades rurales más caras de Brasil, con cifras que compiten con el mercado inmobiliario urbano de alto nivel. La finca más valiosa está en Nova Ubiratã, con 66.000 hectáreas y un precio estimado de R$5.800 millones (US$1.000 millones). No es solo tierra: la propiedad cuenta con pista de aterrizaje, plantas de procesamiento de granos y algodón, una comunidad interna con viviendas, escuelas y comercios para los trabajadores.

En Paranatinga, una finca de 88.000 hectáreas está valuada en R$5.000 millones (US$893 millones), y en São Félix do Araguaia, otra de 121.000 hectáreas se ofrece por R$4.500 millones (US$804 millones). Estos números marcan un nuevo paradigma en el mercado de tierras rurales.

El fenómeno no es solo local. Fondos de inversión, empresas agroindustriales y grupos extranjeros han puesto sus ojos en Mato Grosso. Estados Unidos, China, Australia y varios países europeos encabezan la lista de interesados en acceder a activos rurales con alto rendimiento, frente a un escenario global donde los commodities agrícolas mantienen una demanda firme.

Una señal del dinamismo es la reciente adquisición por parte del Grupo Bom Futuro, uno de los gigantes del agro brasileño, de dos propiedades que suman 43.000 hectáreas por R$2.000 millones (US$357 millones). Estas operaciones no solo consolidan la concentración de tierras, sino que también reflejan la apuesta a largo plazo por un modelo integrado y tecnificado.

Otro factor clave es la expansión de la industria del etanol de maíz, que ha potenciado aún más el valor estratégico de la región. Mato Grosso alberga actualmente 17 de las 40 plantas de etanol del país, lo que permite agregar valor localmente y reducir costos logísticos para la cadena agroindustrial.

La conjunción de oferta exportable, eficiencia logística, tecnología, y escala convirtió a Mato Grosso en el epicentro de una nueva geopolítica agrícola en América Latina, donde la tierra ya no es solo un medio de producción, sino un activo financiero de alto rendimiento.

El desafío, advierten algunos analistas, será garantizar que este auge no derive en procesos de exclusión, degradación ambiental o pérdida de soberanía sobre los recursos productivos. Pero por ahora, el estado brasileño sigue creciendo a ritmo sostenido, con miles de millones de reales circulando entre inversores que ven en el campo no solo un cultivo, sino un futuro.

Agrolatam.com
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