Mercado del café sigue volátil por preocupaciones de oferta y efecto de aranceles en Brasil
La baja en la producción de arábica en Brasil, sumada a la aplicación de un arancel del 50 % por parte de Estados Unidos, mantiene la tensión en un mercado global de café que no logra estabilizarse.
El mercado internacional del café atraviesa semanas de gran volatilidad, con precios que responden de forma inmediata a cualquier señal sobre la disponibilidad global del grano. En las últimas jornadas, los futuros del arábica registraron incrementos significativos impulsados por el temor a una oferta limitada y por los nuevos factores políticos y comerciales que afectan directamente a Brasil, el mayor exportador mundial.
Datos recientes muestran que en julio de 2025 las exportaciones brasileñas de café arábica representaron el 81 % del total enviado al exterior, seguidas por el café soluble (10,1 %), el conilon/robusta (8,8 %) y el café tostado/molido (0,1 %). Sin embargo, la cosecha actual está por debajo de lo previsto. En regiones como Minas Gerais y parte de São Paulo, productores reportan que son necesarias hasta 12 sacas de cereza para llenar una saca de café verde, cuando lo habitual era entre 7 y 8, lo que refleja una caída en los rendimientos por planta.
A nivel internacional, bancos y consultoras especializadas señalan que la oferta de arábica se mantiene ajustada. Aunque no se proyecta una escalada abrupta en los precios a corto plazo, la volatilidad seguirá marcando el ritmo de un mercado donde aún queda un volumen importante de la cosecha sin comercializar. Esto coloca a los productores ante un dilema: vender ahora asegurando precios relativamente altos o esperar, asumiendo el riesgo de variaciones bruscas.
Aranceles, clima y precios al consumidor
El panorama se ha visto aún más tensionado por la decisión del gobierno de Estados Unidos de aplicar un arancel del 50 % al café brasileño. Si bien hasta ahora no se han cancelado contratos vigentes, varias operaciones nuevas han sido postergadas mientras compradores y exportadores esperan mayor claridad sobre las condiciones y costos que impondrá esta medida.
En el plano climático, las últimas fases de la cosecha se desarrollan bajo condiciones dispares. En algunas zonas, las lluvias de inicio de año favorecieron el llenado de los frutos, pero las altas temperaturas posteriores aceleraron la maduración, dificultando la planificación de la recolección y afectando la calidad en ciertos lotes. La combinación de menores rendimientos y clima irregular alimenta la percepción de un mercado con oferta comprometida.
En Brasil, los precios internos al consumidor registraron en julio una baja del 1,01 %, la primera después de 18 meses consecutivos de incrementos. Este retroceso se explica por la entrada al mercado del café recién cosechado, lo que momentáneamente alivió la presión sobre los precios minoristas. Sin embargo, analistas advierten que el impacto de los aranceles estadounidenses podría revertir esta tendencia si se reduce la colocación en el exterior y aumenta la disponibilidad interna de café de exportación.
En el caso del robusta, las cotizaciones también han mostrado incrementos, alcanzando sus mayores subidas en semanas recientes, en parte debido a la menor oferta de Vietnam, principal exportador de esta variedad, y a la firme demanda de la industria para mezclas y café soluble.
La situación se complica además por el bajo nivel de los inventarios certificados en bolsas internacionales, lo que refuerza la percepción de un mercado frágil ante cualquier shock de oferta. Este escenario hace que tanto tostadores como traders ajusten sus estrategias para asegurar el suministro, incluso a costa de pagar precios más altos o asumir mayores riesgos logísticos.
En resumen, el mercado del café enfrenta una confluencia de factores -menor producción de arábica en Brasil, aranceles en Estados Unidos, condiciones climáticas irregulares y bajos inventarios globales- que sostienen un clima de alta volatilidad. Para los productores, la clave estará en gestionar bien el momento de la venta; para los compradores, en garantizar contratos que les permitan mantener el flujo de suministro en un contexto de creciente incertidumbre.