México

Sheinbaum desafía los nuevos aranceles de EE UU: "El tomate va a seguir exportándose porque no tiene sustituto"

Con tono firme y en uno de sus primeros posicionamientos sobre política comercial, la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, se refirió a la reciente decisión del Departamento de Comercio de Estados Unidos de aplicar aranceles de hasta un 30% al tomate mexicano. "El tomate va a seguir exportándose porque no tiene sustituto", sentenció.

La declaración fue realizada el lunes durante una conferencia de prensa en Ciudad de México, en la que Sheinbaum buscó enviar un mensaje claro tanto al sector agroexportador como a Washington: México no cederá fácilmente ante presiones comerciales que puedan afectar a una de sus principales cadenas productivas.

El conflicto se desató tras la decisión del gobierno estadounidense de aumentar los aranceles sobre el tomate mexicano, argumentando prácticas de "dumping" y competencia desleal que estarían perjudicando a los productores nacionales de Florida. Según el Departamento de Comercio, los precios de exportación mexicanos estarían por debajo del valor justo de mercado, lo que ha provocado una investigación y la aplicación de medidas compensatorias.

Un producto estratégico para la economía mexicana

México es el mayor exportador de tomates del mundo. En 2023, generó más de 2.300 millones de dólares en ventas externas de este producto, siendo Estados Unidos el destino del 95% de esas exportaciones. La cadena del tomate involucra a decenas de miles de productores y trabajadores, y tiene fuerte presencia en estados clave como Sinaloa, Baja California, Jalisco y San Luis Potosí.

Además de su impacto económico directo, el tomate representa una pieza central del equilibrio comercial agroalimentario entre ambos países. "No hay otro país que pueda abastecer con el mismo volumen, calidad y precio que ofrece México", afirmó un vocero de la Confederación Nacional de Productores de Hortalizas (CNPH).

Los productores temen que los nuevos aranceles afecten su competitividad y provoquen una baja en la demanda, lo que podría llevar a pérdidas económicas, recortes de personal y una disminución del ingreso de divisas. También existe preocupación por posibles represalias comerciales que escalen el conflicto.

Una respuesta política sin confrontación directa

Sheinbaum evitó una confrontación abierta con la administración Biden, pero dejó entrever que su gobierno no permitirá que se vulneren los intereses del campo mexicano. "Vamos a trabajar con la Secretaría de Economía y con la Cancillería para que se revise esta medida que consideramos injusta", aseguró. También remarcó que el sector agroexportador será una prioridad durante su gestión.

La presidenta electa recalcó que México mantiene su disposición al diálogo, pero enfatizó que el país defenderá el derecho de sus productores a competir en igualdad de condiciones. Según Sheinbaum, el tomate mexicano cumple con estándares internacionales de calidad y sanidad, y no representa una amenaza estructural al mercado estadounidense.

Por su parte, el presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador, respaldó el pronunciamiento de Sheinbaum y aseguró que "no se trata de pelear, sino de razonar. No hay justificación técnica para estos aranceles". En línea con esta visión, la Secretaría de Economía ya solicitó una revisión formal de la medida a través de los canales diplomáticos previstos en el T-MEC.

Un contexto influido por la política electoral estadounidense

Expertos en comercio internacional señalan que los aranceles podrían estar motivados tanto por intereses económicos como políticos. En un año de elecciones presidenciales en EE UU, la presión de los productores locales -especialmente de Florida, un estado clave en términos electorales- podría estar empujando a la administración Biden a tomar decisiones proteccionistas.

La situación recuerda a disputas anteriores, como las que se han dado con productos como el aguacate, el acero o el azúcar, donde las medidas arancelarias se han usado como herramientas de negociación o de posicionamiento político interno.

Además, la dependencia mutua entre México y Estados Unidos en productos agroalimentarios dificulta una ruptura comercial prolongada. Cortar la importación de tomate mexicano podría encarecer los precios al consumidor en EE UU, desatar desabastecimiento estacional y afectar la oferta de alimentos frescos.

Claudia Sheinbaum ha optado por un enfoque pragmático pero firme ante los nuevos aranceles al tomate, defendiendo el rol clave de México como proveedor agrícola de Norteamérica. En una región marcada por la interdependencia comercial, el próximo gobierno deberá combinar diplomacia, presión técnica y respaldo interno para evitar que este conflicto se transforme en un frente de tensión prolongado.

Agrolatam.com
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