Paraguay

Paraguay acelera su salto agroindustrial con el regreso de JBS

La multinacional invertirá USD 135 millones en una planta avícola y marca el inicio de una nueva etapa de diversificación más allá de la carne bovina.

El sector agroindustrial paraguayo atraviesa una nueva etapa. Lo que antes parecía un modelo basado casi exclusivamente en la carne bovina, hoy comienza a transformarse con la llegada de nuevas inversiones y mercados que abren el camino hacia una diversificación más amplia y sostenible.

Uno de los hitos más recientes es el retorno de JBS al país, la multinacional brasileña considerada una de las mayores empresas cárnicas del mundo. La compañía confirmó una inversión inicial de USD 135 millones para construir una planta avícola en Paraguay, en lo que representa su regreso tras más de una década de ausencia. El anuncio fue realizado por el presidente Santiago Peña el pasado 2 de octubre, durante una visita a la fábrica de la empresa en Dourados, en el estado brasileño de Mato Grosso do Sul.

Según el gobierno, la nueva planta será una de las más modernas de la región y se enmarca dentro de una estrategia integral que incluye los rubros avícola, porcino y bovino, lo que permitirá consolidar al país como un exportador diversificado de proteínas animales. Para la administración paraguaya, este tipo de proyectos evidencian la confianza del capital internacional y el avance de un modelo agroindustrial más competitivo y tecnificado.

El movimiento de una empresa de escala global como JBS no es un hecho aislado. Para Ricky Penner, gerente general de Pioneros del Chaco, este escenario es resultado de una tendencia que se venía gestando desde hace varios años: la apertura de nuevos mercados internacionales.

"Paraguay se está posicionando hacia otros rubros también, gracias a que se abrieron nuevos mercados y empiezan a haber más posibilidades de exportar carne de cerdo y pollo", expresó el empresario, destacando que el país está ampliando su horizonte más allá del tradicional negocio bovino.

En ese contexto, las regiones productivas del Chaco cobran un protagonismo cada vez mayor. Allí, se están consolidando nuevas infraestructuras industriales y logísticas que fortalecen la cadena de valor local. La reciente puesta en marcha de una industria aceitera que produce harina de soja para alimentación animal es un ejemplo de esta evolución: permite cerrar el circuito productivo dentro del territorio, reduciendo costos y aumentando la competitividad del sector.

Este modelo integrado genera además un impacto positivo en el desarrollo regional, al crear empleo, fomentar la innovación y atraer inversiones complementarias en transporte, energía y servicios. La articulación entre productores, cooperativas, agroindustrias y el Estado está permitiendo dar forma a una nueva agroindustria paraguaya, más equilibrada y con una visión de largo plazo.

El interés de grandes compañías internacionales en expandir sus operaciones en Paraguay confirma que el país se encuentra en un momento de maduración agroindustrial. La diversificación hacia productos con mayor valor agregado -como carne de cerdo, pollo, harina y aceite de soja- marca el paso hacia una economía que deja atrás el modelo centrado únicamente en la exportación de materias primas.

Los analistas del sector consideran que el desafío ahora será sostener la competitividad mediante políticas públicas que acompañen la inversión privada, promuevan la innovación tecnológica y refuercen la sostenibilidad ambiental, un tema cada vez más relevante para los mercados internacionales.

En palabras de Penner, la clave estará en seguir "sumando valor en origen y generando confianza internacional", lo que permitirá que Paraguay consolide su perfil como plataforma exportadora de alimentos, no solo en carne vacuna, sino también en las demás cadenas agroindustriales que comienzan a florecer.

Agrolatam.com
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