Perú

Perú cruza el Pacífico: el desafío de conquistar Japón con su uva de mesa

Un mercado exigente, un producto estrella y una apuesta estratégica: así busca Perú posicionar su uva en territorio japonés. ¿Está el país listo para cumplir con las reglas del juego asiático?

Perú acaba de dar un paso histórico en el comercio agroexportador: comenzó oficialmente la exportación de uva de mesa fresca al mercado japonés, uno de los más estrictos y codiciados del mundo. El acceso fue otorgado por el Ministerio de Agricultura, Silvicultura y Pesca del Japón (MAFF), tras un largo proceso técnico que involucró acuerdos fitosanitarios, controles de plagas y certificaciones de trazabilidad.

El envío inaugural partió desde el puerto del Callao el 16 de julio, rumbo al puerto de Yokohama. Aunque se trata de un cargamento simbólico, representa el inicio de una etapa clave para el sector frutícola peruano, que busca diversificar mercados y consolidarse como un proveedor confiable de frutas premium.

Según informó el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (SENASA), las exportaciones deberán cumplir estrictas condiciones, incluyendo tratamiento de frío obligatorio, monitoreo de mosca de la fruta y origen exclusivo de áreas certificadas, principalmente Ica y Piura. Estas regiones ya poseen una infraestructura sólida para la producción de uva con fines de exportación.

Actualmente, Japón importa unas 240.000 toneladas de uva fresca anuales, lideradas por Estados Unidos, Chile y Australia. Si bien la competencia es intensa, Perú apuesta a su ventaja estacional y diversidad varietal para ganar espacio en góndolas niponas. Variedades como Sweet Globe, Red Globe y Autumn Crisp ya son conocidas por su calidad en otros destinos asiáticos.

El ingreso a Japón no solo eleva el perfil de la uva peruana, sino que también consolida la posición del país como el tercer exportador mundial de esta fruta, detrás de China y Chile. En la campaña 2023-2024, Perú exportó más de 73 millones de cajas (de 8,2 kg), alcanzando destinos en América del Norte, Europa y Asia.

El reto ahora será sostener la calidad, cumplir con las exigencias logísticas (como la cadena de frío en viajes de más de 20 días), y abrirse paso en un mercado donde la presentación, el sabor y la historia del producto pesan tanto como su precio.

La apertura japonesa es, sin duda, un reconocimiento al trabajo sostenido del sector agroexportador peruano. Pero más que una meta alcanzada, es el comienzo de un nuevo juego, con reglas distintas y jugadores de alto nivel.

Agrolatam.com
Esta nota habla de: