Piauí lanza su propia "Amazonía verde": créditos de carbono para salvar la selva antes de que sea tarde
El empobrecido estado de Piauí, en el nordeste de Brasil, apuesta por una estrategia ambiciosa: generar créditos de carbono para proteger una de las últimas fronteras verdes del país. Con el apoyo de inversionistas y comunidades tradicionales, busca transformar la conservación en fuente de ingresos. ¿Puede ser este el modelo que cambie la ecuación ambiental en Brasil?
Brasil da un nuevo paso en la economía verde desde uno de sus rincones menos conocidos pero más estratégicos. El estado de Piauí, al noreste del país, anunció un ambicioso plan para proteger más de 4 millones de hectáreas de selva nativa mediante la generación de créditos de carbono, en lo que podría convertirse en uno de los proyectos de conservación forestal más grandes del mundo.
Piauí, históricamente marginado del desarrollo brasileño, enfrenta una doble urgencia: combatir la pobreza sin destruir su patrimonio natural. Para lograrlo, el gobierno estatal firmó un acuerdo con la empresa estadounidense especializada en soluciones climáticas Mercuria Energy Group y con Sustainability Venture Group, con sede en Liechtenstein, para lanzar un proyecto que permita generar créditos bajo el esquema internacional REDD+ (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación Forestal).
La iniciativa se centrará en proteger bosques públicos aún no asignados a ningún uso específico -conocidos como "tierras sin destino"- y se llevará adelante con la participación de comunidades locales, pueblos tradicionales y agencias medioambientales del estado.
¿Qué significa esto en la práctica? Que el gobierno de Piauí se comprometerá a preservar vastas zonas de vegetación nativa en regiones como la Amazonía, el Cerrado y la Caatinga, a cambio de la posibilidad de vender créditos de carbono en mercados internacionales. Estos créditos pueden ser adquiridos por empresas que buscan compensar sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Aunque el proyecto aún se encuentra en etapa inicial y no se han publicado estimaciones concretas de cuántos créditos se podrían generar, los funcionarios aseguran que la escala es comparable a los mayores proyectos REDD+ del mundo. Además, remarcan que el objetivo no es solo económico, sino crear un modelo que combine justicia social, inclusión y sostenibilidad ambiental.
La gobernadora interina de Piauí, Regina Sousa, destacó que "este es un esfuerzo para proteger el medio ambiente sin dejar de lado las necesidades del pueblo. Necesitamos que la selva viva sea más valiosa que la tierra deforestada".
El proyecto también pone en el centro a las comunidades tradicionales que viven en estos territorios, quienes jugarán un rol activo en la implementación y monitoreo. Esto no solo garantiza mayor legitimidad y eficacia, sino que busca revertir décadas de exclusión social y económica, transformando la conservación en una fuente directa de ingresos para estas poblaciones.
Brasil es uno de los mayores reservorios de biodiversidad y carbono del planeta, pero también uno de los países que más ha sufrido los embates de la deforestación ilegal. Iniciativas como la de Piauí podrían convertirse en ejemplos replicables en otras regiones si demuestran que proteger los ecosistemas también puede ser rentable.
Sin embargo, no todo es fácil. Uno de los principales desafíos será garantizar la transparencia y trazabilidad del proyecto, así como evitar que los créditos de carbono se utilicen como una "licencia para contaminar" por parte de grandes emisores. Por ello, los socios internacionales aseguran que el esquema cumplirá con estándares internacionales rigurosos de monitoreo, reporte y verificación (MRV).
Además, el gobierno de Piauí planea establecer un fondo estatal para administrar los ingresos generados y garantizar que una parte significativa llegue a las comunidades que ayudan a proteger el bosque.
La apuesta de Piauí es doblemente audaz: por un lado, porque coloca a un estado pobre en el centro del mapa climático mundial; y por otro, porque intenta cambiar el paradigma de desarrollo en Brasil, demostrando que los territorios más verdes pueden ser también los más valiosos.
En un contexto donde la presión internacional por frenar la crisis climática se intensifica, y donde los mercados de carbono comienzan a consolidarse como herramientas de transición, el plan de Piauí podría marcar un antes y un después en la forma en que los gobiernos subnacionales latinoamericanos se posicionan frente al cambio climático.
Mientras tanto, en el corazón seco del nordeste brasileño, una nueva esperanza verde comienza a germinar.