Bolivia

El mercado mundial de la carne se dispara y Bolivia enfrenta trabas internas

Mientras la FAO y el USDA confirman alzas históricas en los precios internacionales de la carne, Bolivia mantiene limitaciones a la exportación que generan incertidumbre en productores y frigoríficos.

El Índice de Precios de los Alimentos de la FAO (FFPI) registró en agosto un nuevo récord para la carne bovina: 128 puntos, lo que representa un aumento del 0,6% respecto a julio y un 4,9% frente a 2024. La fuerte demanda de Estados Unidos y la solidez de las importaciones de China impulsaron este incremento, que mantiene al mercado global en un escenario de máxima tensión.

Según el informe, la presión sobre los precios proviene de varios factores: en Australia, la demanda estadounidense elevó las cotizaciones; en Brasil, pese a la reducción de ventas a EE.UU. tras los aranceles adicionales, China sostuvo la estabilidad de los valores de exportación.

El índice FFPI no refleja precios absolutos en dólares, sino una canasta de variaciones respecto al periodo base 2014-2016. Sin embargo, los indicadores del USDA muestran el impacto concreto: en julio de 2025, la carne molida en EE.UU. alcanzó US$ 6,34 por libra (0,453 kg), mientras que los filetes de res sin cocinar llegaron a US$ 11,88 por libra, ambos máximos históricos.

En China, aunque las estadísticas oficiales se publican con retraso, informes de mercado señalan que el precio promedio de la carne bovina importada se ubica entre US$ 5.300 y US$ 5.500 por tonelada, superando los valores de 2024.

A contramano de la tendencia global, Bolivia mantiene restricciones. Tras un veto total a las exportaciones impuesto en febrero por el alza interna de precios, el gobierno levantó parcialmente la medida en junio, fijando un cupo de 44.000 toneladas para 2025.

Sin embargo, en el mercado interno la situación no varió: los cortes de primera siguen alcanzando los Bs 60 por kilo, generando dudas sobre la efectividad de las restricciones.

El presidente de la Federación de Ganaderos de Santa Cruz (Fegasacruz) y de la Confederación de Ganaderos de Bolivia (Congabol), Wálter Ruiz, advirtió que la intermitencia en las políticas de exportación afecta la credibilidad del país:

"Si abrimos mercado, hacemos contrato y no cumplimos, corremos el riesgo de que Bolivia no sea vista como un proveedor serio", afirmó.

No obstante, Ruiz también señaló que la carne boliviana ha ganado prestigio internacional por los avances en sanidad, genética e infraestructura, y que existe interés de países como Egipto y Chile en ampliar compras.

Potencial y discrepancias en las cifras

Bolivia cuenta con un hato bovino superior a 14 millones de cabezas y ya exporta a Perú, Ecuador, China, Egipto y Rusia. Sin embargo, existen diferencias en las estimaciones sobre el potencial exportador: mientras Fegasacruz asegura que hay un excedente de 80 mil toneladas, el gobierno sostiene que el saldo exportable es de apenas 35 mil toneladas, frente a una producción nacional de 353 mil toneladas.

El presidente de la Federación de Ganaderos del Beni, Hernán Julio Nogales, recalcó que no existe un precio fijo para las exportaciones, pues depende de las negociaciones entre frigoríficos y compradores. También denunció que el contrabando a la inversa hacia Perú y Argentina agravó la falta de oferta interna y presionó los precios al consumidor.

Nogales alertó que los cupos de exportación y la inseguridad jurídica son factores que frenan inversiones en el sector, limitando el crecimiento de frigoríficos y de la agroindustria cárnica.

Consecuencias económicas

El economista Darío Monasterio lamentó que la política de restricciones haya tenido un efecto negativo en el país:

"Han sido años de desincentivos a la producción. Bolivia perdió la oportunidad de ampliar frigoríficos y desarrollar competitividad con tecnología e inversión. Incluso si mañana se liberan las exportaciones, recuperar el terreno perdido no será sencillo".

Con precios internacionales en máximos históricos y una demanda global sostenida, Bolivia se enfrenta a una disyuntiva: mantener el control sobre los precios internos a costa de limitar las exportaciones o adoptar un esquema de apertura que permita capitalizar la bonanza y atraer inversión al sector.

Lo que está en juego no es solo la competitividad de la carne boliviana en el mundo, sino también la capacidad del país de generar divisas, empleos y crecimiento económico a partir de un recurso en el que cuenta con ventajas naturales.

Agrolatam.com
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