Brasil

La naranja amarga: los precios caen en Brasil y el campo busca respuestas

El mercado citrícola brasileño atraviesa un momento delicado: los precios de la naranja registraron una caída significativa en la última semana, encendiendo alertas en productores y comercializadores. Con la cosecha en marcha y una oferta en aumento, la presión sobre los valores crece mientras el consumo no acompaña.

Agrolatam.com
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El precio de la naranja en Brasil registró una baja significativa en la última semana, justo cuando la cosecha 2025 empieza a tomar ritmo. De acuerdo con el Centro de Estudios Avanzados en Economía Aplicada (Cepea), la caída responde principalmente a un aumento de la oferta combinado con un consumo estancado y una demanda industrial que no logra absorber el excedente.

Las variedades más afectadas fueron la pera y la valencia, las principales en el circuito de mesa. En el estado de São Paulo, los precios pagados al productor retrocedieron a R$ 41,31 por caja de 40,8 kg, lo que representa un descenso de casi el 7% respecto de la semana anterior.

"La caída era esperada, pero la velocidad sorprendió", señalaron analistas del Cepea, aludiendo al incremento de recolección en huertas que están en su pico productivo, mientras las temperaturas templadas limitan el consumo de jugos y fruta fresca. "El mercado interno no está traccionando como se esperaba, y eso deja más fruta disponible para la industria, que no puede absorber todo", agregaron.

La situación también preocupa al sector industrial, ya que las fábricas de jugo concentrado aún no están operando a pleno y el stock de subproductos del año anterior aún no se ha evacuado por completo. Esto genera un cuello de botella que afecta el flujo de compras y termina deprimiendo aún más los valores.

Productores de citrus de regiones como Araraquara, Limeira y Bebedouro reportaron a medios locales dificultades para colocar fruta a precios rentables, mientras los costos operativos siguen en aumento, sobre todo en logística, insumos y mano de obra. "Estamos sacando naranja para cubrir compromisos, pero estos precios no alcanzan ni para cubrir el costo de producción", sostuvo un citricultor paulista.

Otro factor de presión es el clima. Las lluvias de las últimas semanas favorecieron el crecimiento del fruto, pero también obligaron a acelerar cosechas en algunas zonas para evitar pérdidas por hongos y deterioro. Esta situación incrementó el volumen en el mercado spot en un momento donde la demanda no acompaña.

A nivel internacional, los precios del jugo de naranja concentrado también muestran signos de estabilidad, sin grandes movimientos en la Bolsa de Nueva York. Esto significa pocas señales de mejora para el sector en el corto plazo, especialmente si no se dinamiza el comercio exterior con mercados como Europa o Estados Unidos.

En este escenario, las cooperativas citrícolas y entidades del sector productivo piden medidas de contención, como líneas de crédito específicas, estímulos fiscales o políticas de almacenamiento estratégico que permitan regular el flujo de fruta. También reclaman mayor promoción del consumo interno, tanto de fruta fresca como de jugos naturales, en programas alimentarios escolares y redes de distribución pública.

Pese al panorama adverso, técnicos agronómicos consultados destacan que la calidad de la fruta es buena, y que si el clima acompaña y se regulan los volúmenes hacia el final de la cosecha, podría haber una recuperación parcial de los precios hacia agosto o septiembre.

La citricultura brasileña es una de las más importantes del mundo, con más de 600.000 hectáreas cultivadas y cerca de 250.000 empleos directos, especialmente en el sudeste del país. Brasil también es el mayor exportador global de jugo concentrado de naranja, liderando los embarques a Europa, América del Norte y Asia.

Por eso, la coyuntura actual tiene implicancias que van más allá de lo local. Si la tendencia bajista se profundiza, podría haber efectos en la planificación de la próxima campaña, reduciendo áreas implantadas o limitando la inversión en renovación de plantaciones.

La naranja, símbolo del agro brasileño, enfrenta una etapa crítica. Mientras el campo trabaja sin pausa en la cosecha, el mercado exige respuestas rápidas y coordinadas para evitar un derrumbe de rentabilidad que comprometa la próxima zafra.

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