Las "supervacas" que llevaron a Brasil al liderazgo mundial en exportación de carne
El cebú, adaptado a los trópicos y mejorado genéticamente en Brasil, transformó la ganadería del país y lo posicionó como el principal exportador global de carne vacuna.
En el corazón agropecuario de Brasil, la ciudad de Uberaba se convierte cada mayo en el epicentro de la ganadería mundial. Allí se celebra ExpoZebu, la mayor feria de la raza cebú, donde se reúnen cientos de miles de visitantes y los ejemplares más valiosos de este ganado que revolucionó la producción de carne en el país.
El cebú brasileño, con su imponente tamaño, joroba distintiva y gran resistencia a climas extremos, se consolidó como la llamada "supervaca". A través de décadas de selección genética, estos animales alcanzaron condiciones que los convirtieron en la base de un sistema productivo competitivo y de bajo costo, que permitió a Brasil exportar en 2024 más de 2,9 millones de toneladas de carne vacuna.
En ExpoZebu, los cebúes no solo compiten por prestigio. También son protagonistas de subastas millonarias: una sola vaca llegó a venderse por 25 millones de reales (US$ 4 millones), y toros de renombre como Gabriel alcanzaron fama internacional al engendrar cientos de miles de crías. Más que carne, lo que se negocia es genética.
De India a la Amazonía: el viaje del cebú
El ganado criollo introducido por los colonizadores portugueses en el siglo XVI resultó insuficiente para un Brasil que, en el siglo XIX, buscaba atender la creciente demanda urbana y exportadora. La respuesta llegó desde India, donde el cebú prosperaba en climas tropicales. Entre 1893 y 1914, Brasil importó más de 2.000 cabezas para reproducción.
El cebú se adaptó perfectamente a los pastizales tropicales: sus patas largas, metabolismo lento y pestañas más resistentes lo hicieron menos vulnerable a plagas y al calor. Con el tiempo surgieron razas nacionales como el indubrasil, y la expansión de la ganadería se extendió hacia nuevas regiones, incluyendo la cuenca amazónica.
Durante el siglo XX, las guerras mundiales impulsaron la demanda de carne y cuero, mientras que en la década de 1970 la creación de Embrapa aceleró la modernización del sector. Nuevos pastos africanos, soluciones sanitarias y mejoras en la alimentación animal permitieron multiplicar la producción.
Hoy, Brasil alberga más de 225 millones de cabezas de ganado y sus productores planean seguir aumentando ese número. La carne vacuna, junto con la soya, se consolidó como uno de los motores económicos del país.
Entre la barbacoa y el cambio climático
El cebú no solo sostiene el liderazgo exportador de Brasil: también alimenta una tradición local. El asado dominical con cortes como el cupim, proveniente de la joroba del cebú, es parte de la identidad cultural brasileña.
Sin embargo, el avance de esta ganadería tiene un alto costo ambiental. El sector contribuye al cambio climático mediante la emisión de metano, un gas de efecto invernadero muy potente, y a través de la deforestación amazónica para abrir nuevos pastizales.
Los especialistas señalan que, aunque los cebúes emiten menos metano por kilo de carne producida gracias a su rápido crecimiento, la presión sobre los bosques continúa siendo una de las principales preocupaciones globales.
El dilema es claro: Brasil logró, gracias al cebú, una producción eficiente y de gran escala, pero al mismo tiempo enfrenta el desafío de compatibilizar ese modelo con la sostenibilidad ambiental.
El futuro parece orientarse a la difusión de esta genética hacia otros países, especialmente en regiones cálidas donde las condiciones de cría se complican por el cambio climático. Como señaló el investigador Cassio Brauner, "las supervacas brasileñas difundirán la genética que el mundo necesita para mantener la producción en ambientes más difíciles".