Uruguay aprueba Manual de Buenas Prácticas para avicultura familiar con fines comerciales
El MGAP aprobó la resolución que obliga a las granjas avícolas familiares a aplicar normas de bioseguridad, inocuidad y trazabilidad.
El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) dio un paso decisivo en el fortalecimiento de la producción avícola nacional con la aprobación, mediante la Resolución N° 1.320/025, del Manual de Buenas Prácticas de Manejo y Procedimientos Operativos Estandarizados de Limpieza y Desinfección (POES).
El documento, elaborado por la Dirección General de Servicios Ganaderos (DGSG) y la Dirección General de Inocuidad y Bioseguridad Alimentaria, será de aplicación obligatoria en los establecimientos avícolas familiares de postura y engorde con fines comerciales. Su implementación deberá completarse en un plazo de 90 días a partir de la publicación en el Diario Oficial.
El manual no es solo un requisito burocrático: busca convertirse en una herramienta práctica para los productores, con el fin de garantizar la bioseguridad, la sanidad de las aves, el bienestar animal, la inocuidad de los alimentos y la sostenibilidad de la producción.
El productor es responsable de completar, implementar y mantener actualizado el manual, que deberá estar siempre disponible para el Operario Cuidador Avícola (OCA) y para la verificación de la División Sanidad Animal (DSA).
El contenido del manual cubre todos los aspectos del ciclo productivo y establece requerimientos mínimos obligatorios:
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Infraestructura e instalaciones: condiciones para galpones, depósitos de alimento y huevo, áreas de descanso del personal y barreras perimetrales que eviten el ingreso de plagas.
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Ingreso de personas y vehículos: protocolos de acceso con filtros sanitarios, pediluvios, registros de visitas y desinfección de vehículos.
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Alimento y agua: pautas para almacenamiento y control de calidad de los piensos y del agua potable, con limpieza periódica de tanques, silos y bebederos.
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Limpieza y desinfección (POES): establece rutinas diarias y limpiezas profundas durante los vacíos sanitarios, indicando productos y concentraciones.
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Manejo de residuos: compostaje de mortandades, disposición de gallinaza y control de huevos de descarte.
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Medicamentos veterinarios: uso responsable, almacenamiento seguro y registro obligatorio de tratamientos y vacunaciones.
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Higiene del personal: carné de salud vigente, ropa exclusiva de trabajo, estrictas medidas de higiene y protocolos de bioseguridad.
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Trazabilidad: registro en el Sistema de Monitoreo Avícola (SMA) y planillas específicas para el seguimiento de aves, huevos y residuos.
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Plan de emergencias: procedimientos ante incendios, fenómenos climáticos extremos, mortandades masivas y enfermedades de denuncia obligatoria.
Cada granja deberá contar con un plan de contingencia, capacitar a su personal y mantener accesibles los números de emergencia.
El impacto esperado de esta medida es amplio. La avicultura familiar representa una fuente clave de ingresos y alimentos para cientos de familias rurales en Uruguay. Sin embargo, enfrenta desafíos como el aumento de costos, la presión por cumplir estándares internacionales y la necesidad de demostrar trazabilidad para acceder a mercados exigentes. Con este manual, se busca que incluso los pequeños productores tengan una guía clara para cumplir con esos requerimientos.
El MGAP subraya que el cumplimiento del manual será supervisado por la División Sanidad Animal, que podrá aplicar medidas correctivas o sanciones en caso de incumplimiento.
La decisión también responde a compromisos internacionales en materia de bioseguridad aviar y comercio agroalimentario. Los mercados de exportación, especialmente la Unión Europea, valoran la existencia de protocolos oficiales de sanidad y trazabilidad que aseguren que la carne de ave y los huevos cumplen con normas de inocuidad. De este modo, el manual no solo fortalece la producción interna, sino que también mejora la competitividad de la avicultura uruguaya en el escenario global.
Otro aspecto clave es el cuidado ambiental. El manejo de residuos, la reducción de químicos en la limpieza y la disposición adecuada de medicamentos y envases contribuyen a una producción más sostenible, con menor impacto sobre suelos, agua y comunidades rurales.
Con esta medida, el MGAP busca equilibrar dos objetivos: proteger la salud pública y la sanidad animal, y al mismo tiempo dar herramientas a los productores familiares para sostener su actividad y acceder a mercados con valor agregado.
La avicultura uruguaya, que abastece tanto al consumo interno como a la exportación, enfrenta un escenario de cambios en el que las buenas prácticas y la innovación en bioseguridad ya no son opcionales, sino condiciones indispensables para asegurar la continuidad del sector.