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Uruguay mira con cautela el ajedrez comercial entre Brasil y EE.UU.: ¿riesgo o ventana de oportunidad?

Las crecientes tensiones entre Brasil y Estados Unidos están reconfigurando el tablero comercial del Mercosur. Uruguay, en el medio, evalúa sus movimientos con pragmatismo: entre riesgos por dependencia regional y oportunidades para posicionarse en mercados estratégicos.

Uruguay observa con atención la creciente fricción comercial entre Brasil y Estados Unidos, dos gigantes cuyas diferencias podrían impactar directa o indirectamente sobre el equilibrio del comercio regional. En este escenario, el país busca mantener su estabilidad exportadora sin quedar atrapado en conflictos ajenos.

Las recientes declaraciones cruzadas entre ambos gobiernos, vinculadas a cuestiones arancelarias, subsidios agrícolas y políticas ambientales, han encendido luces de alerta en Montevideo. Si bien Uruguay no es protagonista directo del conflicto, su dependencia comercial con Brasil y su cercanía institucional con EE.UU. lo colocan en una posición delicada.

"La región está viviendo un momento de reacomodamiento, con tensiones que podrían generar distorsiones en mercados clave para nuestras exportaciones", señaló una fuente vinculada al sector agroexportador uruguayo.

Brasil en confrontación: ¿una amenaza indirecta?

El endurecimiento de las posiciones del gobierno de Lula da Silva frente a las medidas proteccionistas de EE.UU., sobre todo en el sector agroindustrial, ha tensado las relaciones bilaterales. Brasil denuncia prácticas comerciales injustas, mientras que Washington observa con desconfianza ciertas políticas ambientales brasileñas en el Amazonas, además de sus acercamientos geoestratégicos con China.

Estas tensiones podrían derivar en represalias comerciales, revisión de acuerdos o incluso restricciones para productos brasileños en el mercado estadounidense, algo que Uruguay sigue con atención, dado el efecto dominó que podría tener sobre el Mercosur.

Uruguay: equilibrio entre pragmatismo y oportunidad

Para Uruguay, este contexto implica tanto riesgos como posibles oportunidades. Por un lado, si las exportaciones brasileñas pierden competitividad en EE.UU., Uruguay podría aprovechar para posicionarse como proveedor alternativo en ciertos rubros, especialmente en carne bovina, soja y productos forestales.

Por otro lado, una profundización del conflicto podría generar inestabilidad en los flujos comerciales regionales, afectar la logística compartida y complicar los términos dentro del Mercosur, donde Uruguay ya mantiene tensiones propias por su intención de avanzar en acuerdos comerciales bilaterales fuera del bloque.

"El país debe tener una estrategia clara, independiente y flexible, que permita reaccionar con rapidez a los movimientos de sus socios más grandes", afirman desde círculos diplomáticos.

Impacto en las cadenas agroindustriales

El agroexportador uruguayo también está atento a cómo podrían variar los precios internacionales de commodities, las condiciones logísticas y los volúmenes demandados en distintos destinos. En los últimos meses, la carne, los lácteos y la celulosa han sido sectores con variaciones sensibles.

Asimismo, la incertidumbre sobre aranceles cruzados o nuevas regulaciones fitosanitarias entre Brasil y EE.UU. podría alterar rutas comerciales y disponibilidad de insumos.

Un Mercosur más fragmentado

Este escenario se da en un momento de debates internos dentro del Mercosur, donde Uruguay ha buscado mayor autonomía para firmar acuerdos comerciales, especialmente con China. La tensión entre los principios de bloque y la búsqueda de libertad comercial resurgen con fuerza.

"Si Brasil entra en conflicto con EE.UU., y al mismo tiempo busca limitar la acción externa de Uruguay, el margen de maniobra se reduce", explicó un analista regional.

¿Qué puede hacer Uruguay?

En este escenario, los analistas coinciden en tres estrategias clave para el país:

  1. Diversificar destinos comerciales para reducir riesgos externos.

  2. Reforzar su marca país como proveedor confiable, especialmente en alimentos.

  3. Profundizar vínculos multilaterales, sin descuidar el diálogo con los socios tradicionales.

Uruguay no elige las reglas del juego, pero puede decidir cómo moverse en el tablero. Y en una región en constante reconfiguración, la agilidad y la inteligencia estratégica serán sus principales aliados.

Agrolatam.com
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