El parlamento iraní aprobó una resolución para cerrar el estratégico Estrecho de Ormuz en respuesta a los recientes ataques aéreos estadounidenses e israelíes contra las instalaciones nucleares y militares iraníes. La decisión, pendiente de ratificación por el Consejo Supremo de Seguridad Nacional, pone al mundo en alerta, con posibles repercusiones en los mercados energéticos globales , las alianzas de seguridad y las cadenas de suministro.

Casi el 20% del suministro mundial de petróleo (más de 17 millones de barriles diarios) pasa por esta estrecha vía fluvial. Cualquier cierre, incluso temporal, podría disparar los precios del petróleo , perturbar los mercados de materias primas y generar un impacto económico global. El crudo Brent ya superó los 80 dólares por barril tras la noticia de la medida iraní, lo que refleja la creciente ansiedad de los inversores.

 Las autoridades iraníes han considerado diversas respuestas a los ataques, desde atacar bases militares estadounidenses hasta usar milicias regionales subsidiarias , pero todas presentan riesgos de escalada. El cierre del Estrecho de Ormuz es una de las pocas opciones de Irán que combina un mensaje estratégico con peso geopolítico. Sin embargo, también podría tener un efecto contraproducente, perjudicando las exportaciones petroleras de Irán, que también dependen del estrecho.

Los intransigentes en Teherán consideran el cierre no como algo inevitable, sino como una moneda de cambio . Según informes, el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) tiene acceso a un arsenal de más de 6.000 minas navales , suficiente para bloquear temporalmente las rutas marítimas. Sin embargo, los expertos sugieren que cualquier acción de este tipo se enfrentaría a una rápida respuesta de las fuerzas navales estadounidenses y aliadas , lo que podría neutralizar el bloqueo en cuestión de días.

Los precedentes históricos indican que las tensiones relacionadas con Ormuz tienden a disparar los precios del petróleo a corto plazo, pero rara vez conducen a un cierre sólido. En episodios anteriores, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos aumentaron la producción para estabilizar los mercados. Sin embargo, el cálculo geopolítico en esta ocasión se complica por la inestabilidad regional más amplia y la intensificación de la polarización entre Irán y Occidente.

Los legisladores iraníes enfatizan la soberanía nacional y la disuasión, presentando la medida como una respuesta a los "actos de agresión" de potencias extranjeras. Sin embargo, moderados y asesores económicos advierten que un cierre total podría distanciar a socios comerciales cruciales como China e India , perjudicar los programas de desarrollo rural y reducir los ingresos gubernamentales provenientes de las exportaciones petroleras .

 Surtidores de gasolina en una gasolinera Repsol en Madrid, España, el domingo.

Un bloqueo plantearía graves amenazas a la seguridad energética , interrumpiría las cadenas de suministro y podría provocar una intervención militar directa de Estados Unidos . También probablemente desencadenaría respuestas coordinadas de los aliados de la OTAN, lo que aumentaría el riesgo de un conflicto regional más amplio que involucraría a Israel, los Estados del Golfo y grupos aliados en Líbano, Siria e Irak.

La maniobra iraní en Ormuz pone de aliviar la fragilidad de la logística energética mundial y la delgada línea que separa el poder económico de la escalada militar . Mientras los responsables políticos sopesan las respuestas, los mercados se mantienen inquietos y las partes interesadas, desde los productores de petróleo hasta los exportadores agroindustriales, siguen de cerca la evolución de la situación. Lo que ocurra a continuación en este cuello de botella crucial podría definir la estabilidad mundial durante los próximos meses, o incluso años.