Opinión

Blooper financiero: reestructurar deuda con tasas negativas

Esto determina que estemos en el limbo económico y financiero.

18 Sep 2019

  Argentina está en una incómoda situación económica y política, sin poder solucionar en el corto plazo problemas estructurales, por falta de poder de decisión y sustentabilidad de las decisiones. Esto determina que estemos en el limbo económico y financiero.

Argentina necesita reestructurar la deuda pública en un mundo con tasas de interés negativas, casi un blooper financiero. Se habla de reestructuración, pero se desconoce el plan económico futuro, y se pretende construir un flujo de fondos sin saber cómo se va a financiar. 

 Argentina está en una incómoda situación económica y política, sin poder solucionar en el corto plazo problemas estructurales, por falta de poder de decisión y sustentabilidad de las decisiones. Esto determina que estemos en el limbo económico y financiero. 

 La administración macrista tiene escasos fondos para afrontar los pagos de la deuda pública futura, sin embargo, no puede presentar un plan financiero sustentable, ya que no sabe si seguirá en el Gobierno, y el que probablemente llegue tampoco tiene estudiado que hacer en caso de ganar las elecciones. 

 La administración macrista tiene escasos fondos para afrontar los pagos de la deuda pública futura, sin embargo, no puede presentar un plan financiero sustentable, ya que no sabe si seguirá en el Gobierno, y el que probablemente llegue tampoco tiene estudiado que hacer en caso de ganar las elecciones. 

 En toda Europa los rendimientos son exiguos, un bono a 10 años en Alemania rinde una tasa negativa del 0,5% anual, un bono italiano cuyo país se encuentra con severas dificultades económicas rinde el 0,9% a 10 años; en Grecia la tasa a 10 años es del 1,43% anual y se ubica entre las más elevadas de Europa. 

 En Asia, un bono japonés a 10 años tiene una tasa negativa del 0,4% anual, China a 10 años el 3,13% y Cora del Sur 1,47% anual. El rendimiento más elevado que vimos en Asia fue Pakistán que rinde a 10 años el 13% anual. 

 En Oceanía, Australia paga una tasa a 10 años del 1,12% anual y Nueva Zelanda del 1,26% anual. 

 En África, Marruecos con su bono a 10 años paga una tasa del 2,86% anual, los países que más tasas pagan son Nigeria y Uganda con tasas del 14,3% anual. 

 En América un bono a 10 años de Perú rinde el 4,16% anual, Chile 2,78% anual y México un país con alto riesgo muestra bonos a 10 años con una tasa de retorno del 7,2% anual. 

 En este escenario Argentina a 10 años muestra un rendimiento del 23,8% anual. Los bonos locales no valen más del 45% de paridad y podrían someterse a una reestructuración de la deuda pública. 

 El stock de deuda argentina en situación normal asciende a u$s307.570 millones al mes de agosto de 2019, de dicho total u$s189.591 millones está constituida en títulos públicos, que de recomprarlos a precios de mercado valdrían algo menos de la mitad, con lo cual la deuda total se reducirá en un 30%. 

 El stock de deuda con organismos internacionales asciende a u$s67.624 millones, de los cuales u$s43.670 millones hemos contraído con el Fondo Monetario Internacional. Estas deudas representas el 22% del total del stock de deuda de la Argentina. 

 Luce realmente increíble que, con un stock de deuda tan bajo, a valores de mercado irrisorios, y con un contexto internacional de tasa de interés negativa, Argentina no solo que no recibe crédito externo, sino que necesita reestructurar la deuda existente con quita de capital e intereses como se menciona en varias notas periodísticas. 

 Consideramos que si el ganador de las elecciones presidenciales, llega al Gobierno y logra equilibrar el presupuesto público, vota en los primeros 100 días reformas estructurales que le permitan al Estado tener superávit fiscal, y darle sustentabilidad intertemporal tendremos por delante un escenario financiero muy despejado. 

 Consideramos que si el ganador de las elecciones presidenciales, llega al Gobierno y logra equilibrar el presupuesto público, vota en los primeros 100 días reformas estructurales que le permitan al Estado tener superávit fiscal, y darle sustentabilidad intertemporal tendremos por delante un escenario financiero muy despejado. 

Hablar de reestructuración de la deuda pública en la actualidad, es pretender calibrar un flujo de fondos futuros, sin saber qué podemos generar hacia adelante. Podemos caer en la cuenta de quedarnos cortos con la renegociación, o realizar quitas por encima de lo deseable. 

 Argentina no tiene una gran deuda, lo que nos falta es orden fiscal y generar un plan económico que nos permita crecer en los próximos años. La economía argentina no crece desde el año 2011 a la fecha, ha ingresado en un sendero de estancamiento con inflación. De corto plazo, deberíamos tener como objetivo recuperar la producción perdida desde el año 2017 a la fecha. 

 Los indicadores de producción industrial y utilización y capacidad instalada nos dan como resultado una caída del 10% desde 2017 a la fecha. La caída de ventas a precios constantes en supermercados refleja igual guarismo. 

 Argentina necesita imperiosamente una ola de inversiones para para incrementar el empleo y mejorar los salarios. Sin inversiones nuevas el mercado no se reanimará por la llegada de un político o formulaciones mágicas de planes económicos. Necesitamos exportar, y para ello tenemos que tener un tipo de cambio alto y competitivo. 

 El mundo no nos sonríe, las materias primas no tienen por delante un escenario de suba de precios, tenemos grandes esperanzas con la proteína cárnica, pero hoy sus exportaciones no llegan al 5% del total. Vaca muerta es una ilusión, en 7 meses exportamos U$S 2.585 millones en combustibles, sobre una exportación total de U$S 36.608 millones, es muy poco para mover el PBI total de nuestro país. 

CONCLUSION:

  • Reestructurar la deuda sin conocer cual plan económico se aplicaría en los próximos años, es como decir "no tenemos claro el objetivo, pero redoblemos el esfuerzo".
  • En él mientras tanto, tenemos un escenario de escasez de dólares, con desdoblamiento cambiario y tasas de interés en pesos estrafalarias que no nos conducen a una mejora económica, todo esto espanta a la inversión potenciando el mal humor en los mercados.
  • Los mercados de bonos y acciones argentinos ingresaron en el túnel del tiempo, ninguna noticia del exterior le permitirá generar entusiasmo, con un mundo de tasas negativas, nuestros bonos son unos de los que más rinden en el planeta.
  • Somos un velero que no provechamos los vientos a favor, pero cada vez que pretendemos desplegar las velas navegamos con viento en contra. No es un problema climático, el capitán debería mejorar la estrategia y el plan de navegación.
  • Sin explicitación de plan económico a futuro, el mercado ingreso en un escenario de escaso volumen, operadores con brazos caídos, escaso entusiasmo para invertir y baja volatilidad. Si la noticia del día es hoy se retiraron pocos depósitos, estamos complicados.

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