Las personas cuyos ingresos dependen de su productividad se ven afectadas cuando las altas temperaturas limitan su capacidad para trabajar y obtener ingresos, lo que pone en riesgo su acceso a los alimentos.
A medida que el cambio climático provoca olas de calor más frecuentes y extremas, los riesgos para la salud humana son cada vez más evidentes. Sin embargo, un nuevo estudio revela un efecto secundario menos visible pero igualmente preocupante: el aumento de la inseguridad alimentaria.
El estudio, realizado por Carolin Kroeger de la Universidad de Oxford y publicado en la revista Nature Human Behaviour, muestra que las altas temperaturas están directamente relacionadas con un incremento en la inseguridad alimentaria en los hogares. Se define una semana de temperaturas cálidas como aquella en la que al menos tres días están entre el 10% más cálido del año. Esto se traduce en un pequeño pero significativo aumento en la inseguridad alimentaria.
El calor afecta la productividad de las personas cuyos ingresos dependen de su trabajo. Muchos se ven forzados a trabajar menos o a renunciar debido al calor extremo. En el año 2021, el calor extremo causó la pérdida de 470,000 millones de horas de trabajo a nivel mundial, equivalente a alrededor de 1.5 semanas de trabajo por persona.
Según Kroeger, esto afecta especialmente a trabajadores como los de la construcción, cuya remuneración depende de su productividad diaria. A medida que las temperaturas aumentan, su capacidad para cargar ladrillos o realizar otras tareas se ve reducida, lo que afecta directamente sus ingresos.
Antonella Mazzone, investigadora de la Universidad de Bristol, destaca la innovación y el enfoque metodológico del estudio de Kroeger al abordar la intersección entre la inseguridad alimentaria y el calor. Aunque el estudio establece una correlación y no una causalidad directa entre el calor y la inseguridad alimentaria, Mazzone sostiene que esta correlación es coherente y sirve como llamada de atención para reflexionar sobre cómo mitigar estas circunstancias.
El estudio se basa en más de medio millón de observaciones de la Encuesta Mundial Gallup, que evalúa la inseguridad alimentaria entre adultos de diversos países. Kroeger utilizó estos datos junto con información de temperaturas para comparar la relación entre semanas calurosas y niveles de inseguridad alimentaria. Los resultados mostraron que las personas que experimentaron una semana cálida tenían más probabilidades de enfrentar inseguridad alimentaria, y que el número de días calurosos se asociaba con un aumento en esta problemática.
Kroeger enfatiza que los países con formas de empleo más vulnerables se ven más afectados, especialmente los trabajadores agrícolas y aquellos con empleos informales. Además, destaca la importancia de las redes de seguridad social, como amigos, familiares y organizaciones caritativas, para contrarrestar estos efectos.
En resumen, el estudio destaca cómo el aumento de las temperaturas debido al cambio climático está provocando una creciente inseguridad alimentaria, afectando a quienes dependen de su productividad laboral para obtener ingresos. A medida que el mundo se calienta, es crucial tomar medidas para mejorar la seguridad de los trabajadores y garantizar que el aumento del calor no implique pasar hambre o poner en riesgo la salud.