Esta reglamentación, que exige cambios estructurales significativos en la producción, incluye también la reducción del uso de agroquímicos y la adopción de empaques sostenibles, aspectos cruciales para mantener el acceso al mercado de la Unión Europea (UE).
Colombia, que en 2023 exportó US$6.809 millones a la UE, con US$2.267 millones provenientes de sectores no minero energéticos y dominados por productos agrícolas, se encuentra en una posición crítica para adaptarse a estas nuevas normativas. En particular, el café colombiano, con una exportación de 2.506.855 sacos de 60 kilos a la UE el año pasado, representa un sector clave en esta transición.
La Federación Nacional de Cafeteros (FNC) destaca iniciativas como la construcción de un sistema de información para identificar zonas de producción y la implementación de un modelo de debida diligencia y legalidad. El departamento del Huila, el mayor productor de café del país, se convierte en el epicentro de estos esfuerzos, reflejando el trabajo de cerca de 86.000 caficultores.
La FNC también resalta logros ambientales significativos, como la conservación de bosques nativos y la reducción del consumo de agua en el proceso cafetero, demostrando el compromiso del sector con la sostenibilidad.
Ante este panorama, Gabriel Duque del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, y Javier Díaz Molina de Analdex, enfatizan la importancia de la preparación y adaptación a estas nuevas exigencias para garantizar el crecimiento de las exportaciones a la UE, especialmente en un momento en que las exportaciones totales de Colombia al bloque han caído un 42,4% en enero de 2024 comparado con el año anterior.
Este contexto subraya la necesidad de un esfuerzo conjunto entre el sector público y privado para asegurar que los productos colombianos continúen destacándose en el mercado europeo por su calidad y compromiso con la sostenibilidad, sin que las nuevas regulaciones representen un obstáculo insuperable para los exportadores del país.