Opinión

La perversa inflación de Estados Unidos y sus consecuencias en emergentes

22 Ene 2021

  Estamos frente a un mercado absolutamente empachado de esteroides que busca escapar de la licuación del dólar comprando "cualquier cosa" que refracciones en consecuencia: acciones, commodities y hasta criptomonedas.

El Covid generó una reacción de política fiscal y monetaria históricamente enorme y rápida en Estados Unidos. Lo actuado en pocos meses del 2020 equivale a todo lo inyectado durante cinco largos años de la crisis anterior. De esta forma, la velocidad y tamaño en las dosis monetarias y fiscales de asistencia ha generado un mercado que reacciona a velocidad de la luz, muy heterogéneo en cuanto a las reacciones intersectoriales del mercado de acciones y muy vertical en el sentido que todo se "pricea" en un rato. Lo que hoy vemos es un clásico para un mercado absolutamente empachado de esteroides que busca escapar de la licuación del dólar comprando "cualquier cosa" que refracciones en consecuencia: acciones, commodities y hasta criptomonedas. 

 Ante la histórica magnitud y velocidad de la política monetaria implementada por la Fed en Estados Unidos, los mercados comienzan a preguntarse de cuánto será la inflación que semejante emisión podría generar. Sin embargo, la pregunta interesante quizá no esté en el "cuánto" sino en el "dónde". Recordemos que EE.UU. tiene una ventaja única respecto al resto de los países que conforman este planeta: su moneda es el ancla de ahorro mundial, es la moneda de reserva y esta característica hace que gran parte de los dólares emitidos por la Fed terminen "fuera" de Estados Unidos comprando toda clase de activos financieros "reflacionantes". Y es aquí en el "fuera" en donde radica la "perversidad" si se quiere, de la política monetaria de la Fed. 

 Los "breakevens" son instrumentos que miden inflación esperada en EE.UU.. El "breakeven" de 2 años comenzó este 2021 en 2%, y ahora está en 2.45%. Esto significa que Wall Street a la fecha espera que la inflación promedio anual estadounidense por los próximos dos años sea de 2,45% anual. De la misma forma, el breakeven de 10 años está en 2,11% indicando un mercado que espera más inflación de corto convergiendo nuevamente en el largo plazo a la zona de confort de la Fed la cual está en torno al 2% anual. O sea, la curva de expectativas de inflación en Estados Unidos está invertida. No parecería que las expectativas inflacionarias estén fuera de control y esto ocurre aun cuando la Reserva Federal viene diciendo que podría tolerar una tasa de inflación un poco mas alta en el corto plazo. 

 Lo perverso de todo esto es que tanto dólar emitido por la Fed se va de Estados Unidos y comienza a filtrarse entre otros, en el mercado de commodites. Los commodities en general han tenido un rally muy significativo desde junio del 2020 y es por esta puerta en donde la "emisión estadounidense" se filtra "en las economías locales" aspecto que se observó con elocuencia en la crisis anterior en especial en el periodo 2009/2011. 

 El mecanismo es muy sencillo: la suba de commodites genera un influjo adicional de dólares en economías emergentes muy significativo. Si el banco central local no hace nada, dicho influjo se transforma en un exceso de oferta de dólares contra la moneda local. Dicho exceso ocasiona una presión hacia la apreciación nominal de la moneda local. Dicha apreciación genera a su vez pérdida de competitividad y por lo tanto de empleo. Para frenar esta dinámica al menos en el corto plazo, es normal observar a bancos centrales de economías emergentes "emitiendo moneda local" para comprar el excedente de dólares que entra vía commodities y con ello frenar la apreciación nominal del tipo de cambio. Sin embargo, esto no es gratis dado que la "emisión de moneda local" genera inflación local en economías emergentes contra aumento de reservas. Es en esta última parte en donde se percibe con elocuencia la "perversidad de la política monetaria del país que controla la moneda de reserva mundial". 

Los dos dilemas. Primero, si un banco central de una economía emergente no absorbe el exceso de dólares, deja al tipo de cambio nominal apreciarse, pierde competitividad y de esta forma EE.UU. le "exporta" desempleo al país emergente. Segundo, si un banco central emite moneda local para absorber el exceso de oferta de dólares, evita la apreciación nominal de su tipo de cambio, preserva competitividad en el corto plazo pero genera inflación local, una inflación que le viene "exportada" desde Estados Unidos y que en definitiva generará a largo plazo una apreciación de su tipo de cambio real. Se viene en 2021 probablemente un año muy firme para commodities por lo que los bancos centrales locales deberán enfrentar este dilema casi con seguridad tal como ocurrió en la crisis anterior. 


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