En medio de un escenario global marcado por tensiones comerciales y nuevos alineamientos estratégicos, el mercado mundial de carne vacuna atraviesa una fase de reacomodamiento. Las cifras reflejan tanto oportunidades como alertas para los países productores. A nivel regional, los desempeños de Paraguay, Brasil y Australia contrastan con las restricciones internas que enfrentan Bolivia y la incertidumbre que aún persiste en la Argentina.
Uno de los datos más relevantes de las últimas semanas fue el acuerdo temporal entre China y Estados Unidos, que pactaron una reducción arancelaria por 90 días con el objetivo de abrir un proceso de negociación más amplio. Durante ese período, el gigante asiático bajará su tasa del 125% al 10%, mientras que Washington reducirá la suya del 145% al 30%. Aunque se trata de una medida provisional, desde la Federación de Exportadores de Carne de EE.UU. expresaron su esperanza de que represente el primer paso hacia una normalización del intercambio.
Mientras tanto, Paraguay exhibe una performance destacada en sus exportaciones: entre enero y abril acumuló ingresos por USD 658,7 millones, un salto del 42,8% interanual, impulsado tanto por el aumento del volumen embarcado (+23%) como por mejores precios internacionales. Con casi 117 mil toneladas exportadas, el país guaraní afianza su presencia en mercados estratégicos, especialmente Asia.
En contraposición, Bolivia vive un panorama crítico. A tres meses del veto a la exportación de carne vacuna, la Cámara Nacional de Exportadores de ese país ya estima pérdidas por USD 80 millones, sin que la medida haya generado impactos positivos en los precios internos. Las consecuencias económicas golpean especialmente a las regiones productoras y ponen en jaque la sostenibilidad del negocio ganadero.
Por su parte, Australia alcanzó un récord de exportaciones en abril, con 127.172 toneladas, un 21% más que el año anterior. El dato más llamativo es que el 29% de esa carne provino de animales criados en feedlots, reflejando una transformación estructural en el sistema productivo. China se consolidó como principal destino de esta carne "grain fed", aunque Estados Unidos sigue siendo el principal socio comercial.
También Brasil mostró números robustos, con 241.500 toneladas exportadas de carne fresca de bovino en abril, lo que representa el segundo mejor desempeño de su serie histórica. La comparación interanual marca un crecimiento del 16,3% en volumen y del 11% en precios promedio, que se ubicaron en USD 5.030 por tonelada. En lo que va del año, el país ya generó más de USD 4.100 millones en ingresos por ventas externas.
El informe del USDA de abril también muestra que, a nivel mundial, se espera en 2025 una producción total de 61,5 millones de toneladas res con hueso, con un consumo interno estimado en 60,3 millones. Las exportaciones globales alcanzarían las 13 millones de toneladas, con un leve incremento respecto a 2024.
En este marco, la Argentina mantiene una posición expectante, sin protagonismo claro pero atenta a las fluctuaciones del mercado. La competitividad ganadera local, sujeta aún a variables fiscales y macroeconómicas, deberá reacomodarse para no quedar rezagada en un contexto global que se mueve rápido. Las oportunidades existen, pero también las presiones. En el mundo de las carnes, la clave sigue siendo adaptarse sin perder identidad.