Un esquema de inversión en ganado con promesas de rentabilidad en dólares terminó en fraude masivo. Tres firmas quebradas, un empresario fallecido en un choque, y la credibilidad del sistema ganadero uruguayo bajo la lupa.
Sandra Palleiro viajó 600 kilómetros desde Montevideo hasta Artigas, en la frontera con Brasil, buscando 61 vacas que compró en un fondo ganadero. Solo encontró un campo embarrado, tags que no coinciden y promesas rotas.
La mujer es una de los casi 6.000 inversores que confiaron en empresas como Conexión Ganadera, República Ganadera y Grupo Larrarte, hoy bajo investigación por fraude, apropiación indebida y estafa.
El registro nacional de ganado, modelo para la región, está ahora en el centro del escándalo por su falta de control en el ingreso de datos provistos por las empresas.
El caso estalló tras el accidente del empresario Gustavo Basso, cofundador de Conexión Ganadera, quien falleció en noviembre de 2024 al estrellar su Tesla a 211 km/h. Semanas después, la firma admitió no poder devolver USD 250 millones a sus inversores.
Desde entonces, los pagos se suspendieron, los animales no aparecen y el colapso arrastró al sistema. Se estima que solo 70.000 de las 804.000 cabezas declaradas realmente existen.
"Quizás nunca las compraron, o les cambiaron los tags. Capaz las vacas eran falsas", dice Palleiro. "Nos estafaron, y queremos justicia".
Grupo Larrarte tiene ejecutivos detenidos.
República Ganadera enfrenta quiebra y fue rechazada por los tribunales.
Conexión Ganadera, el mayor fondo, está siendo investigado junto a sus directivos.
Todos fueron inhabilitados para salir del país y les retiraron los pasaportes.
El Ministerio de Ganadería de Uruguay y el registro ganadero no han respondido públicamente sobre su rol en el caso. La Fiscalía de Delitos de Lavado continúa reuniendo pruebas.
Uruguay, con solo 3,4 millones de habitantes pero más de 12 millones de cabezas de ganado, es visto como un referente en trazabilidad bovina. Ahora, Argentina, Brasil y Colombia observan con atención, ya que existen esquemas similares en marcha.
"Era un sistema que funcionó 11 años. Me pagaban puntual", comentó Martín Fablet, periodista e inversor. "Pero no podés desaparecer USD 250 millones. Esa plata está en algún lado".