El sector agropecuario peruano ha demostrado, una vez más, su capacidad de adaptación y crecimiento frente a escenarios complejos. De acuerdo con la Asociación de Exportadores (ADEX), entre enero y abril de 2025, las agroexportaciones no tradicionales sumaron más de US$ 3.245 millones, marcando un incremento interanual del 24,4%. Esta tendencia positiva posiciona al agronegocio en Perú como uno de los motores más dinámicos del comercio exterior, en un contexto internacional marcado por tensiones geopolíticas, inflación y cambios en los patrones de consumo.

El desempeño del agro nacional no solo evidencia la competitividad de productos como el arándano, la palta, el mango y el café de especialidad, sino también el avance en buenas prácticas agrícolas (BPA), la tecnificación del campo y la consolidación de cadenas de valor con enfoque exportador. No obstante, el sector enfrenta retos estructurales en infraestructura, financiamiento y adaptación al cambio climático, que exigen políticas públicas coherentes y mayor inversión.

Panorama Actual: Cifras y Productos Clave

Según cifras de ADEX, las exportaciones agrarias no tradicionales -que representan el 97,5% del total agroexportador- fueron lideradas por los frutos frescos. El arándano peruano encabeza la lista, seguido por la palta, el mango, el espárrago y las uvas frescas. Este desempeño reafirma el posicionamiento de Perú como proveedor confiable en los mercados de Estados Unidos, Países Bajos, España y Chile.

En este período, Estados Unidos absorbió el 36% de nuestras agroexportaciones, consolidándose como principal destino. Le siguen los países europeos, que valoran la trazabilidad, el cumplimiento fitosanitario y la certificación de origen de los productos peruanos. El crecimiento también ha sido acompañado por un aumento en la diversificación de destinos y productos, incluyendo frutas exóticas y cultivos andinos con valor agregado, como la quinua y la maca.

Factores Clave: Logística, Cambio Climático e Inversión

A pesar del crecimiento, el agro enfrenta cuellos de botella estructurales. La logística interna -especialmente el transporte terrestre y portuario- sigue siendo una barrera para la competitividad. El costo de traslado desde la chacra a los puertos representa un porcentaje elevado del precio final. Además, eventos como el Fenómeno de El Niño Costero siguen alterando el calendario agrícola y reduciendo la productividad de algunas zonas de la costa norte.

La infraestructura hídrica es otro punto crítico. En regiones como Ica y Piura, la sobreexplotación de acuíferos genera alertas sobre la sostenibilidad del modelo exportador. Organismos como SENASA y el MINAGRI han iniciado programas para la gestión eficiente del recurso hídrico, pero aún persisten brechas técnicas y de financiamiento.

El crédito agrario, por su parte, continúa siendo escaso y poco accesible para pequeños y medianos productores. Aunque Agrobanco ha ampliado sus líneas de financiamiento, muchos productores operan aún sin respaldo financiero formal, lo que limita sus posibilidades de tecnificación y certificación internacional.

Innovación y Asociatividad: Claves del Éxito

La respuesta del agro peruano ha estado marcada por una creciente innovación tecnológica. Desde el uso de sensores para riego de precisión hasta aplicaciones móviles para monitorear la sanidad vegetal, los agronegocios en Perú incorporan cada vez más herramientas digitales. Estas soluciones no solo mejoran el rendimiento por hectárea, sino que permiten cumplir con estándares internacionales de inocuidad y sostenibilidad.

Otro factor esencial ha sido el impulso de la asociatividad. Cooperativas y asociaciones de productores, en especial en regiones de la sierra y la selva, permiten acceder a mejores precios de mercado, optimizar la compra de insumos y facilitar la comercialización directa. Programas de Sierra y Selva Exportadora y fondos concursables del MINAGRI han sido clave para escalar estos modelos.

Casos como el de productores de café de especialidad en Cajamarca o banano orgánico en Piura evidencian que cuando hay acceso a tecnología, crédito y mercados, la rentabilidad del agro es viable incluso para pequeños productores.

Desafíos y Proyecciones para el 2025

Los retos para el segundo semestre del 2025 son significativos. La volatilidad de precios en el mercado internacional, los riesgos climáticos y la necesidad de fortalecer la seguridad alimentaria interna plantean un escenario complejo. Sin embargo, también hay oportunidades. La apertura de nuevos mercados, como Corea del Sur y Emiratos Árabes Unidos, la consolidación del comercio electrónico B2B y las alianzas público-privadas pueden acelerar la transformación del sector.

En este sentido, políticas de fomento a la infraestructura agrícola, mejoras en la regulación fitosanitaria, y la expansión del fondo de garantía agrícola podrían ser determinantes para sostener el impulso exportador.