Agricultores de Mérida denuncian contrabando de productos agrícolas desde Colombia
Productores del eje del páramo aseguran que el ingreso ilegal de papas, zanahorias y frutas colombianas está afectando los precios y la comercialización de sus cosechas.
La crisis del sector agrícola venezolano suma un nuevo factor de preocupación. Productores del estado Mérida, particularmente del eje del páramo, denunciaron que continúa el ingreso ilegal de productos agrícolas desde Colombia, lo que está generando pérdidas económicas y distorsión de precios en el mercado interno.
El presidente de la Asociación de Productores Miranda-Mérida, Andrés Ramírez, explicó que el contrabando de rubros colombianos ha aumentado en los últimos meses, coincidiendo con la temporada de cosecha local. "Los agricultores venezolanos hacemos un enorme sacrificio para producir, pero cuando llega mercancía colombiana sin control ni impuestos, los precios se desploman y no podemos competir", afirmó.
Entre los productos que ingresan por pasos fronterizos no autorizados se encuentran papa, zanahoria, ajo, cebolla y diversas frutas, que se comercializan en los mercados mayoristas del occidente venezolano a precios por debajo del costo de producción local.
Competencia desleal y pérdida de rentabilidad
Los agricultores del páramo merideño sostienen que la producción nacional enfrenta una competencia desigual, ya que los productos colombianos entran sin pagar tributos ni cumplir requisitos sanitarios, lo que les permite venderse a precios mucho más bajos.
"El contrabando destruye la rentabilidad del trabajo del productor venezolano. No se trata solo de precios, sino de la seguridad alimentaria del país. Nosotros trabajamos cumpliendo con todos los controles sanitarios y registros, mientras otros traen productos sin trazabilidad", denunció Ramírez.
El dirigente gremial recordó además que los productores locales deben enfrentar altos costos de insumos, combustible y transporte, así como dificultades para acceder a fertilizantes y semillas certificadas, lo que agrava el desequilibrio frente al producto de contrabando.
En los principales mercados del occidente venezolano -como Mérida, Táchira y Trujillo- se ha reportado una caída en los precios de productos frescos debido al ingreso irregular de mercancía desde el lado colombiano. Las papas y zanahorias colombianas, por ejemplo, se venden hasta un 30 % más baratas que las producidas en territorio venezolano.
Esta situación ha provocado que muchos agricultores reduzcan sus áreas de siembra o posterguen la producción, ante la incertidumbre sobre los precios y la posibilidad de colocar sus cosechas. "No podemos seguir perdiendo dinero. Sembrar se ha vuelto una apuesta riesgosa cuando hay productos extranjeros que inundan el mercado sin control", dijo otro productor del sector de Mucuchíes.
Los productores locales solicitan a las autoridades reforzar la vigilancia en los pasos fronterizos y puntos de control, así como garantizar igualdad de condiciones comerciales para proteger la producción nacional.
Una frontera activa y difícil de controlar
El eje andino de Mérida, Táchira y Zulia es históricamente una zona de alto flujo fronterizo. Aunque el intercambio comercial entre Venezuela y Colombia fue reactivado en 2022, los canales ilegales de paso siguen activos, especialmente en rutas rurales donde el control estatal es limitado.
El contrabando de alimentos se ha mantenido pese a las restricciones, impulsado por las diferencias de precios y la devaluación cambiaria, que hacen rentable el ingreso de productos colombianos al mercado venezolano.
En ese contexto, los agricultores merideños insisten en que el gobierno debe aplicar medidas de control más efectivas y promover incentivos a la producción local, como créditos agrícolas, subsidios a insumos y mejora en la infraestructura de transporte.
La denuncia de los productores del páramo refleja una problemática estructural: la vulnerabilidad del sector agrícola venezolano frente al comercio informal transfronterizo. Mientras el contrabando siga erosionando los márgenes de ganancia y desincentivando la siembra, la recuperación del campo seguirá en riesgo, advierten los gremios del agro.

