Ecuador abre una nueva etapa en su relación comercial con China, enfocándose en los llamados productos no tradicionales, que prometen ser el nuevo motor de la agroexportación nacional. En una reciente reunión bilateral, autoridades ecuatorianas presentaron un portafolio diversificado con propuestas que apuntan a conquistar nichos de mercado en el gigante asiático.

El Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca, junto con representantes del sector privado, identificaron oportunidades clave en frutas exóticas, hortalizas especializadas, productos agroindustriales, flores y superfoods, cuyo interés viene creciendo en el mercado chino gracias a la demanda por alimentos saludables, funcionales y de alta trazabilidad.

El objetivo de esta estrategia es claro: reducir la dependencia de los productos tradicionales como el banano, camarón y cacao, y apostar por una oferta exportable más innovadora, inclusiva y sostenible. De esta forma, Ecuador no solo busca ampliar su presencia en Asia, sino también fortalecer cadenas de valor internas, generando empleo y desarrollo rural.

Durante el encuentro con la delegación china, se destacó el potencial de productos como la pitahaya, la guanábana, el maracuyá, el mortiño y el aguacate, que ya tienen experiencia exportadora pero enfrentan barreras sanitarias o logísticas que limitan su expansión. El gobierno trabaja activamente en la apertura de protocolos fitosanitarios y certificaciones de inocuidad exigidas por China.

Uno de los puntos fuertes de la negociación fue la promoción de productos con valor agregado, como snacks deshidratados, conservas, jugos concentrados, aceites esenciales y derivados de plantas medicinales. Estos productos no solo aumentan el valor por tonelada exportada, sino que además involucran a cooperativas, asociaciones campesinas y pequeños productores, fortaleciendo el tejido agroindustrial nacional.

"Estamos dejando atrás el modelo extractivista de materias primas. Queremos que el campo ecuatoriano exporte innovación y calidad, no solo volumen," expresó un funcionario de alto nivel del ministerio, subrayando el rol de la cooperación técnica con China en tecnología agrícola, procesamiento y logística.

La delegación china manifestó su interés en evaluar estos productos bajo estándares de trazabilidad, sostenibilidad ambiental y cumplimiento de normas fitosanitarias. En este sentido, Ecuador avanza en certificaciones internacionales como GlobalG.A.P., orgánico y comercio justo, que podrían facilitar la entrada a grandes cadenas de distribución en ciudades como Shanghái, Guangzhou y Beijing.

Otro eje de discusión fue la necesidad de crear plataformas logísticas más eficientes que permitan consolidar cargas y reducir tiempos de tránsito. Se analizó la posibilidad de establecer corredores marítimos y aéreos con puntos estratégicos en puertos ecuatorianos, y de fomentar alianzas con operadores logísticos especializados en perecederos.

El avance de esta agenda también incluye acciones de promoción comercial, participación en ferias internacionales, campañas de posicionamiento de marca país y articulación con cámaras binacionales. El plan busca no solo vender productos, sino también proyectar a Ecuador como un socio confiable, innovador y comprometido con la seguridad alimentaria global.

Desde el sector privado, exportadores y gremios valoran positivamente el giro hacia la diversificación. Muchos coinciden en que es momento de capitalizar las ventajas agroecológicas de Ecuador, su ubicación estratégica y la calidad diferenciada de su producción.

Este nuevo capítulo en la relación Ecuador-China podría redefinir el perfil exportador del país en los próximos años, abriendo puertas a más de 1.400 millones de consumidores. La apuesta es ambiciosa, pero el potencial está. Y el campo ecuatoriano, con creatividad, tecnología y resiliencia, ya empieza a mostrar que puede ir mucho más allá de los productos de siempre.