La cosecha de café avanza con fuerza en Brasil, el mayor exportador mundial, y con ella, los precios del grano continúan su tendencia bajista en el mercado internacional. A medida que crece la disponibilidad del producto, los valores vienen perdiendo fuerza, presionados además por las expectativas de una cosecha abundante y condiciones climáticas favorables.

Según reportes del sector, la recolección ya cubre cerca del 35 % del volumen estimado para este ciclo, con rendimientos considerados positivos y calidad dentro de lo esperado. Este escenario ha generado un incremento del flujo comercial, especialmente en el segmento de cafés tipo arábica, lo que empuja los precios hacia abajo tanto en el mercado interno como en las plazas internacionales.

Los contratos futuros en Nueva York muestran caídas sostenidas en las últimas ruedas, mientras que compradores internacionales postergan decisiones de compra, anticipando mayores volúmenes a menores precios.

Repercusiones regionales y desafíos estructurales

Esta tendencia tiene efectos colaterales sobre otros países productores de América Latina, como Colombia, Honduras, Perú y Guatemala, que enfrentan mayores dificultades para competir en precio sin sacrificar rentabilidad. En muchos casos, los márgenes ya se ven presionados por el aumento de los costos de producción, la devaluación de monedas locales y los desafíos logísticos.

En este contexto, la diferenciación por calidad, certificaciones de origen, trazabilidad y producción sustentable se vuelve un camino clave para sostener el valor agregado y evitar una dependencia excesiva de los precios internacionales.

¿Qué puede esperarse a corto y mediano plazo?

Aunque algunos analistas señalan que la presión bajista podría continuar mientras avance la cosecha brasileña, también destacan que factores como el clima, la evolución de la demanda global y los niveles de stock en los países consumidores serán claves para el comportamiento del mercado en el segundo semestre.

La coyuntura obliga a los actores del sector cafetalero a reforzar estrategias de comercialización, diversificar destinos de exportación y mejorar la eficiencia productiva, buscando mayor resiliencia frente a la volatilidad de precios.