Tomates del futuro: biotecnología que revoluciona el cultivo con 85% menos espacio
Una nueva variedad de tomate editado genéticamente permite cultivar en vertical y ahorrar espacio sin perder rendimiento ni calidad. Este avance biotecnológico chileno abre una puerta clave hacia la seguridad alimentaria, la sustentabilidad y la innovación agronómica.
En un contexto global marcado por el cambio climático, la escasez de tierras cultivables y la creciente demanda de alimentos, surge un avance biotecnológico que redefine la forma de cultivar tomates. Investigadores chinos, en colaboración con ChileBio, han desarrollado una variedad de tomate editado genéticamente que permite una reducción de hasta 85% del espacio cultivable, sin sacrificar calidad ni rendimiento.
El logro se basa en la edición de un gen que regula el crecimiento de tallos y ramas, lo que genera plantas significativamente más compactas, ideales para sistemas de producción como la agricultura vertical. El director ejecutivo de ChileBio, Miguel Ángel Sánchez, destaca que "el tomate editado puede crecer perfectamente en invernaderos verticales o en condiciones controladas, sin necesidad de grandes extensiones de terreno".
Este tipo de cultivo en estructuras cerradas y multiliveles es especialmente valioso en zonas urbanas o regiones con limitada superficie agrícola. La misma productividad se logra en un metro cuadrado con una fracción del espacio, lo que podría ser un punto de inflexión para la logística de exportación, la infraestructura portuaria/vial y la integración en cadenas de valor agroalimentarias, sin extender desmedidamente la frontera agrícola.
Además del ahorro de espacio, los resultados publicados en revistas científicas demuestran una reducción del ciclo de cosecha en un 16% y un aumento del rendimiento productivo en un 180%, con menor consumo energético y mayor eficiencia por metro cuadrado.
Innovación, sustentabilidad y sindicato regulatorio
Chile ha adoptado una regulación basada en ciencia, donde las plantas editadas con técnicas como CRISPR no requieren etiquetado especial si no incorporan ADN externo. Este marco normativo predecible permite a empresas y centros de investigación trabajar con mayor celeridad y confianza, impulsando la tecnificación, la seguridad alimentaria y la resiliencia climática en el agro.
Oportunidades en América Latina
Este avance consolida la posición regional como un actor clave en la innovación agrícola. Se abre la posibilidad de replicar la estrategia en otras hortalizas, generando valor agregado para productores, cooperativas y empresas agroexportadoras, al tiempo que se contribuye a la diversificación de mercados y mejora de la huella hídrica y de carbono.
Retos y perspectivas
Aunque prometedora, su adopción dependerá del acceso a financiamiento, integración con la agricultura digital, y la adecuación de normas fitosanitarias y trazabilidad. Será esencial acompañar este desarrollo con políticas públicas de transferencia tecnológica y capacitación técnica.
Pero el cambio ya está en marcha: lo que antes requería grandes extensiones de tierra, hoy puede cultivarse en invernaderos urbanos o fábricas de plantas, apostando a un modelo agrícola más sostenible, eficiente y adaptado al futuro.