Diagnóstico Actual: Un Plan con Raíces Profundas

El Plan Turquino-Manatí fue creado en 1987 como un programa estratégico del Gobierno Revolucionario para fomentar el desarrollo integral de las zonas montañosas. En la actualidad, abarca más de 35 municipios distribuidos principalmente en las provincias de Granma, Santiago de Cuba, Guantánamo, Holguín y Las Tunas.

Los principales indicadores productivos muestran una recuperación paulatina de los rendimientos en sectores clave como:

Producción de leche y carne mediante CCS y UBPC en áreas de montaña.

Fomento de cultivos varios como el café, el cacao, el plátano y hortalizas.

Incremento del número de proyectos agroecológicos y prácticas de uso racional del agua en el surco.

Sin embargo, la productividad sigue enfrentando desafíos estructurales: infraestructura vial limitada, dificultades de acopio y transporte, y escasez de insumos agrícolas.

Factores Clave: Política, Clima y Persistencia

El Plan Turquino no solo es una estrategia de producción, sino también una política de equidad territorial. Las condiciones del clima montañoso, la erosión de suelos agroproductivos y el aislamiento geográfico han sido tradicionalmente factores adversos. A esto se suman las restricciones del bloqueo económico, que impactan en la disponibilidad de tecnologías, semillas y recursos logísticos.

Pese a ello, el apoyo institucional del MINAG, la ANAP y entidades como el Instituto de Suelos ha sido clave para sostener el programa. Se priorizan acciones como:

Introducción de cultivos resistentes adaptados al microclima de montaña.

Capacitación técnica en manejo agroecológico del suelo y plagas.

Fortalecimiento del acceso a los mercados locales para evitar pérdidas postcosecha.

Ciencia y Tecnología: Soluciones Cubanas con Sello Local

El reciente informe del MINAG destaca la introducción de biofertilizantes y bioplaguicidas generados por el Grupo Empresarial LABIOFAM, que se aplican con éxito en fincas del Plan Turquino. También se promueven iniciativas de tecnificación del campo con soluciones creadas por el GEA y el sistema de innovación agropecuaria local.

Entre los casos más exitosos está el uso de módulos agroecológicos integrados en el municipio montañoso de Buey Arriba (Granma), donde productores han logrado diversificar sus cosechas, mejorar rendimientos y abastecer mercados cercanos sin depender del acopio estatal.

Además, se impulsa el rescate de variedades tradicionales mediante proyectos del INIVIT y de centros experimentales de cultivos tropicales.

Retos Inmediatos y Proyecciones del Plan Turquino

A pesar de sus avances, el Plan Turquino enfrenta retos significativos:

Necesidad de modernizar la logística agrícola en zonas escarpadas.

Garantizar el relevo generacional en el agro de montaña.

Integrar de forma más activa a los organismos internacionales de cooperación.

Sin embargo, hay oportunidades concretas: alianzas con universidades locales, extensión del uso de alternativas biológicas, y proyectos de sistemas agroforestales que mejoran la biodiversidad y estabilizan la producción.

El objetivo, según directivos del MINAG, es que el Plan Turquino no sea solo una política de resistencia, sino una estrategia de transformación rural sostenible.