Brasil en tensión por la moratoria de la soja: el Cade evalúa intervención preventiva
Los miembros del Consejo Administrativo de Defensa Económica (Cade) comenzaron a analizar una posible acción preventiva contra la moratoria de la soja impuesta por grandes comercializadoras. El objetivo es verificar si esta política ambiental podría estar generando distorsiones de mercado o prácticas anticompetitivas.
La moratoria de la soja, uno de los acuerdos voluntarios más emblemáticos del agronegocio brasileño en materia ambiental, está siendo examinada por el Consejo Administrativo de Defensa Económica (Cade), organismo responsable de velar por la libre competencia en los mercados.
El análisis surge tras denuncias sobre posibles efectos anticompetitivos de la medida, que prohíbe la compra de soja proveniente de áreas deforestadas en la Amazonía legal, aún si dicha deforestación es legal bajo el Código Forestal.
La medida fue adoptada inicialmente en 2006 por iniciativa de organizaciones ambientalistas y grandes traders globales -como Cargill, Bunge, ADM y Louis Dreyfus- con el objetivo de desacoplar la expansión del cultivo de soja de la destrucción del bioma amazónico. Sin embargo, con el tiempo, las críticas aumentaron por parte de entidades agrícolas, cooperativas y productores rurales que ven en esta moratoria una barrera artificial a la comercialización.
El Cade ya habría comenzado a evaluar si esta política voluntaria podría generar efectos adversos para la competencia, limitando el acceso de pequeños productores a los canales de exportación y generando asimetrías entre regiones productoras. Además, se investiga si las grandes multinacionales están utilizando la moratoria como mecanismo indirecto para concentrar el mercado o influir en los precios internos.
Fuentes vinculadas al organismo señalaron que el análisis aún es preliminar, pero no se descarta la adopción de medidas preventivas o la apertura de una investigación formal. En caso de verificarse violaciones a la Ley de Defensa de la Competencia, el Cade podría imponer sanciones, exigir modificaciones al acuerdo o, incluso, prohibir su aplicación en determinadas condiciones.
Desde el sector ruralista, la posible intervención del Cade es vista con buenos ojos. Legisladores de la bancada del agro en el Congreso brasileño ven en la moratoria un obstáculo a la libre iniciativa privada. "El Código Forestal ya impone reglas claras. No puede ser que empresas extranjeras vengan a imponer su visión ambiental al margen de la legislación brasileña," declaró un senador de Mato Grosso.
No obstante, las organizaciones ambientalistas reaccionaron con preocupación. La coalición Greenpeace-Brasil, una de las promotoras del acuerdo original, considera que desarticular la moratoria sería un retroceso ambiental que pondría en riesgo la reputación de Brasil en los mercados internacionales.
La soja brasileña representa cerca del 50% del comercio mundial del grano y sus derivados. En 2024, las exportaciones superaron los 100 millones de toneladas, con destino principal a China, la Unión Europea y países del sudeste asiático. En ese contexto, la trazabilidad y la sostenibilidad del producto se han convertido en diferenciales competitivos clave.
Para los productores, el panorama es más complejo. Mientras algunos defienden la continuidad de la moratoria como estrategia comercial, otros aseguran que las exigencias de cumplimiento generan costos adicionales, trabas burocráticas y exclusión de productores que sí cumplen con la ley, pero no con los criterios del acuerdo.
Desde la Asociación Brasileña de Industrias de Aceites Vegetales (Abiove), entidad que reúne a las principales exportadoras de soja, se emitió un comunicado reafirmando el compromiso con la sostenibilidad y el respeto a la legislación nacional. Sin embargo, también se mostraron abiertos a revisar algunos aspectos del acuerdo para mejorar su gobernanza y transparencia.
El desenlace de esta evaluación del Cade podría marcar un punto de inflexión en las políticas ambientales corporativas del agronegocio brasileño. La tensión entre libertad de mercado y compromisos socioambientales está más vigente que nunca, en un contexto donde la presión internacional por la sostenibilidad sigue en aumento.
Por ahora, el mercado aguarda definiciones. La eventual revisión o suspensión de la moratoria podría reconfigurar el mapa comercial de la soja brasileña, afectando decisiones de siembra, rutas logísticas, precios y relaciones internacionales en uno de los sectores más estratégicos de la economía nacional.