Nicaragua

Bosques en declive: la silvicultura golpea a la economía rural de Nicaragua

El agro nicaragüense sufre un golpe silencioso: la contracción del sector maderero y forestal amenaza con reducir ingresos en zonas rurales, poniendo en tensión los esfuerzos de relanzamiento del campo. ¿Qué proponen las autoridades para revertir la tendencia?

El campo nicaragüense enfrenta un nuevo desafío: la silvicultura y la extracción de madera, pilares de la economía rural, registran una importante contracción. Durante el primer trimestre de 2025, estas actividades cayeron un 3,1%, provocando un impacto directo en el Producto Interno Bruto rural y reduciendo el impulso que aporta la agricultura tradicional.

Esta debilidad ocurre en un contexto en que el agro ofrece un soporte parcial al crecimiento total de la economía, con un crecimiento estimado en 3% en el mismo periodo. Aun así, los restos derivados de la silvicultura frenan una expansión más vigorosa del campo y el medio rural.

Las razones detrás de esta contracción son múltiples. Por un lado, la menor extracción de madera y leña refleja restricciones legales y ambientales que buscan proteger los bosques naturales. Sin embargo, el endurecimiento regulatorio no ha venido acompañado de soluciones alternativas para los productores, quienes demandan programas de silvicultura sostenible y acceso a nuevas variedades de árboles.

Para muchas comunidades rurales, el bosque representa no solo un recurso sino un motor económico clave. Su contracción limita ingresos y empleo, elevando la vulnerabilidad social. Pequeños productores, cooperativas y aserraderos han reportado reducción de actividades, lo que deriva en menor circulación de moneda, menor compra de insumos y menos oportunidades laborales en zonas alejadas.

El Banco Central y la Presidencia lanzaron el Plan de Producción y Consumo 2025-2026, con el objetivo de relanzar la agricultura con políticas de seguridad alimentaria, sanidad y tecnología. El plan contempla 510.000t de arroz, 790.000t de maíz y 370.000t de frijol rojo. Sin embargo, la omisión de medidas específicas para la silvicultura deja a los bosques en segundo plano, lo que podría implicar un déficit futuro en reservas de madera certicada y energía rural.

Por otra parte, la agroindustria y la ganadería siguen contribuyendo positivamente al PIB nacional, con crecimiento del 5% en el primer trimestre. Pero esto no compensa la menor actividad forestal, que afecta el equilibrio y la resiliencia del sector rural.

Expertos coinciden en que el desafío no es prohibir o permitir, sino gestionar de forma inteligente los recursos forestales. Apuntan a modelos como sistemas silvopastoriles, que integran árboles y ganado para mantener cobertura forestal, prevenir erosión y al mismo tiempo generar ingresos sostenibles para los productores.

Estos modelos ya se aplican en zonas piloto de Boaco y Matagalpa, donde ganaderos generan una mayor producción lechera en sistemas integrados con árboles. Estos esquemas permiten mantener suelos productivos, sombra natural y provisión continua de forraje, reduciendo la presión sobre los bosques nativos.

No obstante, su escalamiento requiere tres ejes de acción:

  1. Financiamiento y asistencia técnica, provenientes de gobierno, cooperativas y bancos.

  2. Regulación clara y accesible, que certifique madera legal y potencie plantaciones forestales.

  3. Vinculación con mercados verdes, que paguen más por productos certificados y sostenibles.

Por ahora, la caída en los indicadores forestales refleja la falta de una visión integral de campo. Mientras que la agricultura crece y la minería o pesca retroceden en mayor medida, el campo diversificado asume roles fundamentales para generar resiliencia económica. Sin el bosque y su industria asociada, comunidades rurales pierden equilibrio productivo.

La contracción de la silvicultura en Nicaragua no es un dato menor: es una señal de alerta. Si el campo aspira a fortalecer su rol económico y social, debe integrar la gestión forestal sin sacrificar recursos ni dejar a los productores a la deriva. El futuro del campo se juega también en las raíces del bosque.

Agrolatam.com
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