Ganado de élite nace en Jauja: Perú da un salto genético con la transferencia de embriones
Gracias al trabajo del INIA, nacieron en la región Junín los primeros ejemplares de ganado de alta calidad genética por transferencia de embriones. Se abre así una nueva etapa para la ganadería peruana, con el foco puesto en la productividad, la resistencia y la exportación de valor agregado.
La ganadería peruana dio un paso histórico con el nacimiento de los primeros ejemplares de ganado de élite en la región de Jauja, departamento de Junín, gracias a la aplicación de biotecnología reproductiva mediante transferencia de embriones. El logro, impulsado por el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), marca un antes y un después en la mejora genética del hato nacional.
Los terneros nacidos pertenecen a razas de alto valor productivo y adaptabilidad, como la Braunvieh y la Simmental, reconocidas por su eficiencia en conversión alimenticia, rusticidad y calidad de carne y leche. Se trata de animales desarrollados bajo estándares técnicos avanzados que permitirán, en el corto plazo, elevar significativamente la productividad de los sistemas ganaderos peruanos, especialmente en zonas altoandinas.
El procedimiento fue realizado por especialistas del Programa Nacional de Ganadería del INIA, en coordinación con la Estación Experimental Agraria Santa Ana. La metodología consistió en la recolección de embriones de hembras donantes de genética superior, su congelamiento y posterior implantación en vacas receptoras criollas. Este proceso, altamente técnico, permitió aprovechar la capacidad reproductiva de las donantes sin necesidad de desplazarlas, reduciendo costos y riesgos sanitarios.
"Estos nacimientos son el resultado de un esfuerzo continuo por modernizar la ganadería nacional, con ciencia y tecnología al servicio del productor rural", señaló el Dr. Juan Escobar, coordinador del programa. Además, subrayó que esta iniciativa busca democratizar el acceso a genética mejorada, permitiendo que incluso pequeños ganaderos puedan incorporar ejemplares de alto rendimiento en sus rodeos.
La importancia de este avance radica en su impacto directo sobre variables clave de la producción ganadera, como el peso al destete, la conversión alimenticia, la calidad de la canal y la resistencia a enfermedades. Con animales mejor adaptados al entorno y con genética probada, se espera reducir costos de producción, mejorar la rentabilidad y potenciar la competitividad frente a mercados internacionales exigentes.
En una segunda fase, el INIA planea replicar esta experiencia en otras regiones del país, priorizando zonas con vocación ganadera y condiciones adecuadas para el desarrollo de biotecnologías. Esto incluye capacitaciones técnicas, instalación de laboratorios móviles, selección de nuevas donantes y evaluación de receptores en campo.
El proceso también contempla un componente educativo, a través de la formación de profesionales, técnicos y estudiantes de medicina veterinaria y zootecnia, con el objetivo de generar capacidades locales que garanticen la sostenibilidad del programa. De esta forma, la transferencia de embriones no será solo una técnica aplicada desde el Estado, sino una herramienta adoptada por los propios actores del sector ganadero.
Los productores beneficiados en Jauja celebran los primeros resultados, no solo por el impacto económico que se proyecta, sino también por el valor simbólico de criar animales que representan un salto cualitativo respecto del promedio nacional. "Antes teníamos vacas que daban cinco litros de leche; ahora esperamos llegar a doce o más con los hijos de estos embriones", comentó un ganadero local.
Desde el punto de vista técnico, la elección de la Braunvieh y la Simmental responde a su versatilidad: se adaptan bien a diferentes altitudes, muestran buen desempeño tanto en carne como en leche, y tienen alta demanda en mercados de exportación. En ese sentido, el INIA busca posicionar a Perú como proveedor futuro de genética adaptada a condiciones tropicales y andinas, un nicho aún poco desarrollado en la región.
Este avance biotecnológico no solo beneficia a la región de Junín, sino que abre un horizonte para toda la ganadería peruana, que hasta ahora ha tenido grandes limitaciones por el bajo rendimiento genético de sus animales y la escasa disponibilidad de tecnologías reproductivas de alto nivel.
Con la mirada puesta en un modelo más sostenible, rentable y tecnificado, Perú empieza a construir una ganadería del siglo XXI, donde la ciencia y la tradición se combinan para responder a los desafíos de un mundo que exige más eficiencia, más calidad y menos impacto ambiental.