Sistemas Alimentarios Sostenibles: el informe global que interpela a América Latina
Una nueva edición del informe anual del SPMF revela profundas transformaciones en los sistemas agroalimentarios globales.
En un contexto de creciente presión sobre la tierra, los mercados y los ecosistemas, el Informe Anual 2024 del Sustainable Productivity and Market Framework (SPMF) se consolida como una referencia crítica para el análisis de los sistemas agroalimentarios a nivel global. Bajo una consigna clara -acelerar la sostenibilidad sin perder productividad ni inclusión-, el estudio ofrece un diagnóstico preciso de los flujos de capital, insumos y alimentos, junto a proyecciones del impacto ambiental y desafíos estructurales que enfrentan regiones clave como América Latina.
El informe, elaborado por un consorcio internacional de expertos en agricultura, economía ambiental y comercio agroalimentario, plantea que la sostenibilidad del sistema actual está llegando a un límite funcional. La eficiencia de uso de los recursos naturales ha comenzado a decrecer, mientras aumentan las emisiones, la pérdida de biodiversidad y los niveles de inseguridad alimentaria en algunas zonas.
América Latina: proveedor global, presión local
Según el análisis del SPMF, América Latina y el Caribe han consolidado su rol como exportador neto de alimentos, particularmente granos, carnes y productos oleaginosos. No obstante, este crecimiento económico convive con tensiones ambientales y sociales.
El informe advierte que:
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La región concentra el 29% de las emisiones globales del sector agropecuario, en gran parte derivadas del cambio de uso del suelo.
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Los países latinoamericanos usan en promedio un 38% más fertilizantes por hectárea que la media mundial, lo que genera externalidades negativas sobre aguas subterráneas y atmósfera.
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Las políticas de subsidios y tipo de cambio han distorsionado los incentivos para adoptar prácticas regenerativas, como la agroforestería o el pastoreo rotativo.
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La inversión pública en investigación agropecuaria (como el INTA en Argentina) ha caído un 12% en términos reales desde 2019, reduciendo la capacidad de adaptación tecnológica frente al cambio climático.
Entre los materiales más ilustrativos del informe, se destaca una comparación entre regiones respecto al uso de fertilizantes nitrogenados y productividad agrícola:
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Mientras que la UE y América del Norte muestran una relación de 1:1 entre fertilización y aumento de rendimiento, en América Latina la elasticidad apenas alcanza 0,4, lo que sugiere ineficiencia en el uso de insumos.
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En términos de emisiones de CO equivalente por tonelada de alimento producido, América Latina figura entre las tres regiones con mayor huella, junto con Asia Meridional y África Subsahariana.
El documento incluye una serie de recomendaciones estratégicas, tanto para países desarrollados como para economías emergentes. En el caso de América Latina, el llamado es claro: diseñar un modelo de transición productiva ordenada, que permita reducir la presión ambiental sin erosionar la competitividad exportadora.
Algunas de las propuestas del SPMF son:
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Implementar mecanismos de trazabilidad y certificación de carbono en cadenas agrícolas exportadoras.
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Redirigir subsidios hacia prácticas climáticamente inteligentes, priorizando la eficiencia hídrica, rotación de cultivos y regeneración de suelos.
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Establecer acuerdos de corresponsabilidad ambiental con la agroindustria, asegurando metas verificables en emisiones y conservación.
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Reforzar el rol de las agencias estatales de ciencia y técnica, promoviendo articulación público-privada en innovación agropecuaria.
El informe también analiza el rol geopolítico de la región como abastecedora de materias primas estratégicas. Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, en particular, podrían beneficiarse de la relocalización de cadenas globales (reshoring) si logran garantizar estándares ambientales exigidos por la UE y China.
Pero advierte que sin un marco normativo claro y transparente, el riesgo de fragmentación comercial es alto. Los países que no logren certificar trazabilidad, condiciones de trabajo y balance ambiental podrían quedar excluidos de acuerdos preferenciales.
Para el SPMF, América Latina tiene una oportunidad única de liderar el nuevo paradigma agroambiental, pero requiere decisiones políticas firmes, inversión sostenida y una narrativa que combine identidad productiva con compromiso climático.
Como sintetiza el capítulo final: "La región puede ser granero y pulmón del mundo, pero no sin corregir sus propias asimetrías. La sostenibilidad no es sólo una exigencia externa: es una garantía interna de continuidad productiva."