Se enfría la confianza del campo: menos inversión y más cautela en plena campaña
La confianza del campo argentino se mantiene en terreno positivo, pero la caída en las expectativas de inversión preocupa.
El Ag Barometer Austral de julio/agosto 2025 refleja un fuerte deterioro en la disposición a apostar por activos fijos, con productores que priorizan retener granos para financiar la próxima campaña. ¿Qué implica esto para la competitividad argentina frente a Brasil y la región?
El Índice Ag Barometer Austral bajó de 130 en marzo a 127 en julio 2025, una caída del 1,5%, aunque sigue en terreno positivo. Sin embargo, el deterioro es evidente si se compara con noviembre 2024, cuando el índice alcanzaba los 149 puntos.
La caída se explica sobre todo por las Condiciones Presentes, que retrocedieron un 25% interanual (de 120 a 89 puntos). Es decir, los productores perciben que la coyuntura inmediata está lejos de ser favorable, en gran parte por la falta de financiamiento y la incertidumbre electoral.
Expectativas de inversión en mínimos históricos
El dato más preocupante es la caída del 59% en las expectativas de inversión en activos fijos (maquinarias, instalaciones y vientres ganaderos), que pasó de 112 en noviembre 2024 a 66 en julio 2025.
El 67% de los productores considera que no es un buen momento para invertir, contra un 44% en noviembre pasado. Este freno se traduce en menor renovación tecnológica y en riesgo de pérdida de competitividad frente a países vecinos, especialmente Brasil, que sigue apostando fuerte a la modernización agrícola.
Stocks retenidos y la próxima campaña
La baja parcial de retenciones anunciada por Javier Milei el 26 de julio mejoró parcialmente el ánimo, pero no alcanzó para disparar ventas masivas. Un 76% de los productores aún conserva stocks de soja y maíz sin vender, y dentro de ese grupo, un 30% mantiene más del 50% de su producción sin precio fijado.
El motivo principal es financiero: un 84% de quienes retienen granos planea usarlos para pagar alquileres y cubrir gastos de la campaña 2025/26. Esto se conecta con otro dato estructural: alrededor del 70% de la producción agrícola argentina se hace en campos alquilados, donde los arrendamientos representan el 50% de los costos.
El mapa de la siembra cambia: más maíz, menos soja
La encuesta revela que un 44% de los productores cambiará su plan de siembra en la campaña 2025/26. La tendencia es clara: más maíz temprano y menos soja.
La nueva estructura proyectada es:
-
Maíz temprano: 28,4%
-
Soja de primera: 28,1%
-
Trigo/soja de segunda: 14,7%
-
Trigo: 10%
-
Maíz tardío: 7,9%
-
Girasol: 6,4%
La apuesta por el maíz responde a mejores expectativas de rentabilidad y a condiciones climáticas favorables. Sin embargo, el corrimiento desde la soja podría afectar el perfil exportador del país y su peso en el mercado global de oleaginosas.
Tecnología y competitividad: un déficit pendiente
Solo el 25% de los productores argentinos adoptó tecnologías digitales, frente a una mayoría (75%) que aún no lo hizo por falta de conocimiento del valor agregado de estas herramientas.
Este atraso contrasta con países como Brasil, donde la agricultura digital y la biotecnología están más difundidas, generando una ventaja competitiva en eficiencia y sustentabilidad.
El trasfondo político y macroeconómico
El contexto no es menor: tasas de interés reales muy altas, falta de crédito y un clima electoral cargado de incertidumbre. Aunque la baja de retenciones fue recibida positivamente, los productores desconfían de que sea suficiente sin un programa claro de financiamiento e infraestructura.
El deterioro del stock ganadero (con una caída de más de 1,2 millones de vacas desde 2022) y la falta de inversión en activos fijos agravan el panorama. Todo esto sucede mientras la demanda internacional de carne vacuna crece y Brasil afianza su posición en el mercado.