Argentina y Mercosur: claves y desafíos de los nuevos acuerdos comerciales
Se agudiza el complejo panorama de aranceles. Los acuerdos comerciales regionales como mecanismo para recortar riesgos. Desde el año 2000 entraron en vigencia casi 300 acuerdos de este tipo: Argentina sólo participó en 4 de ellos
En un informe reciente, el Banco Mundial proyectó el crecimiento económico mundial para los años venideros. La conclusión es preocupante: el crecimiento económico a nivel mundial en esta década espera ser el peor desde la década de 1960. Un mundo que crece menos amplía a un ritmo más lento sus mercados y por lo tanto, su demanda de productos y servicios que puede abastecer la Argentina.
No conforme con ello, el 60% del crecimiento del comercio mundial en 2024 se ubicó en Asia, de acuerdo a un trabajo reciente del FMI. Desde principios de este siglo las economías más dinámicas del mundo se concentran en dicho continente: China, India, Vietnam, Indonesia, Tailandia, entre otros destacados destinos.
Asimismo, los países con mayor ingreso per cápita siguen siendo protagonistas del comercio internacional. Entre ellos se destacan la Unión Europea, Estados Unidos, Japón, así como centros logísticos clave como Singapur y Hong Kong, y economías del Golfo Pérsico como Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita. Tanto las economías más dinámicas del mundo, así como estos países de altos ingresos tienen en común el hecho de que no tienen acuerdos firmados con la Argentina ni el Mercosur.
Los acuerdos comerciales regionales han ganado terreno como alternativa frente al estancamiento del sistema multilateral. La Ronda de Doha, último intento de avanzar en la liberalización global del comercio bajo el paraguas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), lleva más de dos décadas con avances limitados. Ante ello, los países han optado por negociar acuerdos bilaterales o entre bloques para impulsar el intercambio de bienes y servicios. Para fines de los años 2000, estos acuerdos ya representaban cerca de la mitad del comercio mundial, y hoy superan cómodamente ese umbral.
En 2001, cuando comenzó la Ronda de Doha, había 91 acuerdos regionales en vigor. Hoy son 376, más del triple. Sin embargo, Argentina participa en apenas 9 de ellos, y solo ha firmado 4 en lo que va del siglo XXI, todos a través del Mercosur, con India, Israel, la Unión Aduanera de África Austral y Egipto. El último fue aprobado en 2017, hace ya 8 años.
La recortada cantidad de acuerdos firmados por el Mercosur no se ha traducido en un fortalecimiento del comercio dentro del propio bloque. Hace 25 años, el comercio intra-Mercosur representaba el 25% de las exportaciones totales de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. Hoy apenas alcanza el 10%.
En un escenario global marcado por la volatilidad, la fragmentación y las tensiones crecientes, se debilitan los foros multilaterales y proliferan medidas unilaterales en el comercio internacional. A las tradicionales barreras arancelarias se suman ahora restricciones sanitarias, técnicas y biológicas. En este marco, los acuerdos regionales no solo permiten reducir aranceles, sino también mitigar los riesgos de disrupciones comerciales, fortaleciendo una inserción internacional más estable.
En esta coyuntura inestable, el Mercosur se encuentra con buenas perspectivas y grandes progresos: mientras avanza el tratamiento del acuerdo con la Unión Europea, recientemente se confirmó el cierre de negociaciones entre el bloque sudamericano y la Asociación Europea de Libre Comercio o EFTA. No conforme con ello, los avances con Singapur y Emiratos Árabes Unidos pueden abrir puertas en dos regiones estratégicas para el comercio mundial. Ampliar y diversificar los vínculos comerciales es esencial en un mundo que se muestra más fragmentado y competitivo. Consolidar estos acuerdos puede no solo mejorar el acceso a mercados clave, sino también fortalecer la resiliencia externa de la Argentina ante los nuevos desafíos globales
Autores :Guido D'Angelo - Patricia Bergero