Cooperativas en retirada: la industria láctea argentina, bajo dominio foráneo
La participación cooperativa en el procesamiento de leche cayó del 33% al 3% en tres décadas. Hoy, el mercado está liderado por multinacionales y empresas familiares, mientras el modelo solidario lucha por no desaparecer del mapa.
La foto actual de la industria láctea argentina dista mucho de la que supo verse en los años dorados del cooperativismo. Mientras en otros países las cooperativas lideran la recepción y el procesamiento de leche, en Argentina sobreviven apenas como actores marginales. El último informe del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA) lo confirma: hoy, las cooperativas procesan solo el 3% de la producción nacional. Tres décadas atrás, ese número superaba el 30%.
El ranking elaborado por OCLA en base a datos de FunPEL muestra una transformación profunda y silenciosa: de las 20 principales industrias lácteas del país, más del 40% está en manos de multinacionales. La empresa líder es la canadiense Saputo Argentina (La Paulina), con 3,5 millones de litros diarios. Le siguen Mastellone (La Serenísima), la francesa Savencia (Milkaut), la mendocina Punta del Agua y Adecoagro, un fondo de inversión con capitales internacionales.
Recién en el puesto 12 aparece una cooperativa: Manfrey, con base en Córdoba. Y más abajo, cerrando el ranking, la también cordobesa Cooperativa Arroyo Cabral. Entre ambas, representan menos del 1% del procesamiento industrial. El resto del mapa está dominado por sociedades anónimas y PyMEs que han logrado consolidarse en los últimos años.
El ocaso del modelo cooperativo
SanCor, que supo ser un emblema del cooperativismo agroindustrial argentino, no aparece en el ranking: atraviesa una reestructuración que la alejó de las grandes ligas. Sus plantas operan a media máquina y está bajo convocatoria de acreedores. Es el reflejo más claro de una tendencia que no se detuvo.
Mientras en países como Nueva Zelanda, Estados Unidos o Dinamarca las cooperativas procesan en promedio el 50% de la producción láctea, en Argentina se fueron desdibujando. Lo que aún conservan es un rol relevante en la producción primaria: recepcionan leche, brindan servicios y articulan con productores. Pero casi sin integración con la fase industrial ni comercial.
¿Concentración o dispersión?
A diferencia de otros mercados lecheros, Argentina no muestra una concentración extrema en pocas manos. Las cinco principales empresas apenas reúnen el 35% del total de leche procesada, un número bajo si se lo compara con países donde ese mismo grupo supera el 80%. Pero sí se observa un corrimiento del peso del cooperativismo y una creciente presencia de capitales extranjeros.
Según OCLA, las grandes industrias crecieron por debajo del promedio nacional, mientras que las PyMEs lo hicieron por encima. Es decir, no hay un monopolio, pero sí un cambio en la propiedad: más firmas extranjeras, menos cooperativas.
El informe aclara que no emite valoraciones, pero el dato está a la vista. El mercado cambió. Y el modelo solidario que alguna vez lideró el desarrollo lechero argentino hoy apenas resiste desde los márgenes.