Economia

Crecimiento de Argentina en 2025: las claves del liderazgo económico regional

Argentina se encamina a ser la economía con mayor crecimiento de América Latina, con un 5,5% proyectado del PBI para 2025. ¿Qué motores impulsan esta recuperación? ¿Puede el agro sostener este repunte o es solo un rebote coyuntural? Un análisis integral desde la óptica del campo argentino.

Argentina se encamina a ser la economía con mayor crecimiento de América Latina, con un 5,5% proyectado del PBI para 2025. ¿Qué motores impulsan esta recuperación? ¿Puede el agro sostener este repunte o es solo un rebote coyuntural? Un análisis integral desde la óptica del campo argentino.

Argentina liderará el crecimiento regional este año, superando ampliamente el promedio latinoamericano del 1,9%. Así lo proyectó BBVA Research, en línea con estimaciones del FMI y del Banco Mundial. Este dato, que representa una fuerte recuperación tras dos años de contracción, cobra especial relevancia para el sector agropecuario, tradicional motor exportador del país.

El primer trimestre de 2025 ya muestra un crecimiento interanual del 0,8%, acumulando tres trimestres consecutivos en alza. Un componente clave fue el rebote del agro, que según el INDEC creció más de un 80% a fines de 2024, impulsado por mejoras en rindes, condiciones climáticas favorables y un mayor acceso a financiamiento.

Uno de los pilares que explica esta dinámica es la disciplina fiscal implementada por el gobierno. La eliminación del déficit, la desregulación cambiaria y la desaceleración inflacionaria -que bajó del 300% al 55,9% anual- sentaron bases para reactivar el crédito y generar confianza en los mercados. La sanción del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) también fue un estímulo concreto para proyectos estratégicos en infraestructura, energía y agroindustria.

El agro, como siempre, es protagonista. La combinación de precios internacionales favorables, expansión del área sembrada, adopción tecnológica y avances en trazabilidad, colocan a Argentina en una posición competitiva. Los complejos sojero, maicero y ganadero aportan más del 60% del superávit comercial, consolidando su peso en la cadena de valor nacional y regional.

Mientras tanto, los productores incorporan siembra directa, rotación de cultivos, monitoreo satelital y mejoramiento genético, lo que no solo mejora la rentabilidad sino también la sustentabilidad. Las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) se consolidan como un estándar técnico, con apoyo del INTA y SENASA, facilitando el acceso a mercados externos cada vez más exigentes.

No obstante, los desafíos persisten. El costo de los insumos, especialmente fertilizantes y agroquímicos, sigue condicionado por la inflación global. La pobreza estructural, que afecta al 38% de la población, limita la recuperación del consumo interno. El tipo de cambio, si bien más estable, continúa siendo una variable crítica para los márgenes del productor. Y el clima, siempre impredecible, mantiene en alerta por posibles efectos de La Niña.

Frente a ese escenario, surgen también oportunidades: el valor agregado a los productos primarios, el fortalecimiento del asociativismo, el uso del mercado de futuros para cobertura de precios y la llegada de crédito agropecuario en divisas para proyectos estratégicos. Además, el impulso a la infraestructura vial y portuaria puede dar el salto logístico que el agro necesita para competir a escala global.

Agrolatam.com
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